Las dos niñas jugaban en la vereda de la calle Bonorino, esquina Riestra, cuando sonaron los disparos. Nadie supo, dijo la policía, de dónde salieron los tiros. Pero una de ellas, la de tres años, recibió un impacto de bala en el abdomen. Anoche, los médicos eran optimistas sobre su recuperación. Su hermana, de 12, resultó ilesa. Fue en la esquina de Bonorino y Riestra, en el Bajo Flores. Aunque los vecinos ayer no quisieron contarle nada a la policía, fuentes judiciales dijeron que se investigaba si el enfrentamiento tenía relación con otros tantos combates por el territorio entre bandas de narcotraficantes.

En el Hospital Piñero, donde ingresó la niña, los médicos informaron que tenía una herida de arma de fuego en el abdomen, aunque no precisaron el calibre. Ayer evaluaban si era necesario operarla en el Hospital Gutiérrez, al que había sido derivada. Si bien la policía intentó indagar a quienes viven justo donde hace dos años un grupo de sicarios narcos eliminó a cinco personas con una lluvia de balas, no consiguió testimonios. “A nosotros no nos sorprende. Aunque no podamos saber quiénes fueron exactamente, seguimos desprotegidos, porque acá nadie quiere frenar la guerra que tienen”, dijo a Página/12 una vecina de la villa 1.11.14. Desde 1999 que en el barrio se suceden los ataques entre líderes narcos por el control de ese territorio.