El estado de ánimo de la mayoría de los tucumanos está regido en estos días por lo que ven al mirar al cielo. La inestabilidad del clima, que llega a transformar en una hora un horizonte límpido en un gris plomizo, se transmite al humor de la gente. En ese contexto, pobladores de las zonas más afectadas por el agua realizaron ayer cortes de ruta y piquetes para reclamar ayuda estatal. Mientras, en Buenos Aires, el problema se trató en el máximo nivel del Gobierno cuando el presidente Néstor Kirchner recibió al gobernador José Alperovich para evaluar la situación y resolver mayores envíos de ayuda para los damnificados. Para el ministro de Salud, “los mayores riesgos sanitarios aparecen cuando baja el agua”.

El descenso del agua, que ya se empezó a notar en casi todas las zonas afectadas, trajo consigo más broncas que alivios. Tanto en los márgenes de la capital tucumana como en las localidades del sur, donde se vive la situación más grave, los vecinos protagonizaron interrupciones del tránsito en rutas y avenidas para exigir ayuda gubernamental y denunciar desmanejo en la llegada de las donaciones. La Casa de Gobierno provincial no quedó ajena a la disconformidad general, ya que dos mujeres del barrio San Francisco de Asís, de Villa 9 de Julio, se encadenaron a la entrada del edificio en representación de las 82 familias de su pueblo que, según denunciaron, no habían recibido ningún auxilio de parte del Gobierno.

El tema se trató ayer en la Casa de Gobierno, donde por la mañana Kirchner recibió a Alperovich en una reunión que tuvo como fin comenzar a evaluar los aportes necesarios para la asistencia y reconstrucción de las zonas que más sufrieron el impacto de las inundaciones.

Tras el cónclave, los ministros del Interior, Aníbal Fernández, y Desarrollo Social, Alicia Kirchner, junto a Alperovich, anunciaron en conferencia de prensa el compromiso del Gobierno de enviar más ayuda a Tucumán, al tiempo que adelantaron que la semana que viene se dará a conocer un programa que prevé la reparación de las casas afectadas por la crecida y la construcción de nuevas viviendas.

“Analizamos la situación en la que se encuentra la provincia después de esta particular situación de crisis climática, y la acción que se ha desarrollado en forma inmediata por parte del gobierno provincial, así como también la respuesta del gobierno nacional”, afirmó Fernández durante los anuncios.

Ayer viajó a Tucumán el ministro de Salud, Ginés González García, mientras que hoy lo hará el jefe de Gabinete, Alberto Fernández. Ginés llegó con la misión de controlar la asistencia sanitaria a los afectados y evaluar en qué puntos de esa tarea es prioritario el envío de refuerzos. El ministro manifestó que “la situación más grave en materia sanitaria en cada inundación es cuando comienzan a bajar las aguas”, aunque sostuvo que en este caso la situación está “controlada”. En el plano sanitario, se centran precisamente las mayores precauciones, ya que mientras la inundación cede, comienza a verse –sobre todo en las zonas más alejadas de San Miguel– la situación de decenas de familias que se negaron a ser evacuadas y permanecieron estos días en constante contacto con el agua, lo que puede generar focos de hepatitis y otras enfermedades contagiosas.

La lluvia desapareció en las últimas horas en Tucumán, lo que generó un alivio momentáneo entre los habitantes. De todas formas, el director del Instituto Climatológico de Tucumán, Juan Minetti, pronosticó nuevas y fuertes precipitaciones hasta fin de mes.

Si bien esas lluvias no se esperan hasta la semana que viene, los especialistas prevén que a partir del próximo miércoles se registrarán precipitaciones de la misma o mayor intensidad que las caídas desde el 10 de este mes, que fueron las que causaron las inundaciones, al generar grandes crecidas de los ríos que cruzan la provincia.