El informe pericial que tienen en sus manos los investigadores del incendio de la Villa Cartón, ocurrido el jueves de la semana pasada, indica que el fuego “no se inició desde afuera del barrio ni desde arriba de la autopista, sino desde adentro mismo de la villa”, según revelaron a Página/12 fuentes de la investigación. Pese a que la fiscal a cargo de la causa, Mónica Cuñarro, impuso un estricto secreto de sumario, pudo saberse que los peritos de bomberos no detectaron tres focos de incendio, como se dijo en un principio, sino uno solo, “en un lugar que ya está identificado”. Los investigadores quieren saber ahora cuáles fueron las motivaciones para un delito que, por ahora, está calificado como “estrago doloso”. Tienen en cuenta que en la zona se han producido otros incendios intencionales –el último el 11 de febrero–. Las tareas se complican porque, aseguran, carecen de “recursos materiales y humanos” para acelerar la investigación.

La Villa Cartón, ubicada bajo la Autopista Cámpora (AU7), a la altura de en Villa Soldati, se incendió el jueves pasado poco después de las 6.30 de la mañana, cuando la mayoría de la gente dormía, ya que muchos de los habitantes trabajan como cartoneros hasta la madrugada. Los bomberos lograron apagar el incendio cuando ya había destruido el 80 por ciento de las casillas. El fuego –alimentado por la explosión de garrafas– dañó parte de la autopista, que quedó cerrada hasta que se determine si sufrió daños en su estructura.

La Villa Cartón es una de las que peores condiciones presentan en la ciudad. Sus habitantes carecían de agua potable y cuentan que debían hacer sus necesidades en cajas de cartón pues no tienen pozos ni cloacas. Según el último censo del barrio, vivían allí 468 familias. Para la Justicia, los grupos familiares afectados son alrededor de 300. La gran mayoría pasó una semana acampando a un costado del caserío incendiado, hasta que aceptaron ser alojados en viviendas precarias ofrecidas por el gobierno porteño hasta que se construyan las definitivas, que ya tenían otorgadas. Tras el incendio, más de cien personas tuvieron que ser atendidas por problemas respiratorios en tres hospitales.

La Fiscalía calificó el caso como estrago –que consiste en poner en peligro la seguridad de bienes y personas a partir de una explosión o un incendio– y ordenó 180 medidas de prueba. Entre ellas, las declaraciones testimoniales de las víctimas, para determinar quiénes estuvieron efectivamente en el lugar a la hora en que ocurrió el hecho, cuáles fueron los objetos dañados, además de las pericias médicas para acreditar los daños sufridos por las víctimas y las pruebas planimétricas.

Aunque la División Siniestros de Bomberos terminó las pericias el viernes, entregó a la fiscal los resultados finales este miércoles. Allí, aseguraron a este diario, queda determinado que “el fuego no se inició por negligencia sino que fue intencional y está perfectamente determinado el foco del siniestro”.

La primera pista surgió de la denuncia de los propios afectados, quienes denunciaron amenazas de sus vecinos de los monoblocks de Soldati. Pero el resultado de las pericias hizo cambiar el eje de la pesquisa y ahora una de las hipótesis es que “el fuego habría sido iniciado por uno o más habitantes de la villa”. Es más, el incendio se había iniciado “mediante el vertido de combustible”, sostienen.

Los investigadores se quejan de la “falta de apoyo” a la investigación por parte de las autoridades. Señalan que con dos computadoras y cuatro empleadas, que además deben ocuparse de otras causas, es imposible imprimirle celeridad a una causa que, por sus características, requiere un esclarecimiento urgente. “Si hay un verdadero interés de las autoridades nacionales o locales en conocer quién fue el autor del incendio, hubieran puesto a disposición recursos materiales”, dicen en la Justicia. Y ponen como antecedente el caso Cromañón, una causa compleja que logró avanzar merced a la colaboración oficial con los investigadores.