La respuesta de la guardavida Giselle Kamenetzky abrió unos segundos de silencio en la diminuta sala del Tribunal Oral Nº 1, en el Palacio de los Tribunales. Alejo Ramos Padilla, abogado de los padres de Florencia Moller Rombolá, le preguntó: “¿Cómo hacen para levantar a alguien de 150 kilos de la parte más profunda de la pileta?”. “Nunca lo conversamos”, respondió la acusada. Había iniciado el primer día de audiencias por la muerte de la chiquita de 9 años en la pileta que All Boys le concesionaba a Megatlon.

En el caso hay cinco acusados y dos acusadores bien diferenciados. Tres de los cinco del banquillo (el presidente de Megatlon, Fernando Storchi; el coordinador de deportes de la cadena, Julio Giraldi; y el ex presidente de All Boys, Horacio Bugallo, están acusados por los padres de Florencia, Alejandro y Marisa; el fiscal, Juan Manuel Sansone, se negó a acusarlos y pidió su sobreseimiento, que le fue denegado tras una lucha a brazo partido de los padres de Florencia y de Ramos Padilla. Sansone y Ramos Padilla comparten los otros dos acusados, la guardavida Kamenetzky y la profesora de educación física Cecilia Privato, el hilo más delgado según los padres de la chiquita ahogada en febrero de 2001.

Ayer declararon la guardavida, la profesora y el coordinador. Kamenetzky dijo que no podía controlar las dos piletas al mismo tiempo y sostuvo que a esa hora había un reflejo por la resolana que impedía ver bajo el agua. De todos modos, si no hubiera habido resolana daba lo mismo porque, según reconoció la guardavida, tampoco podía ver el fondo de la pileta donde estaba Florencia porque desde la otra pileta le era imposible hacerlo.

Los tres, tanto Kamenetzky como Privato y Giraldi, reconocieron que una guardavida no daba abasto para las dos piletas. Pero Giraldi aceptó además que “la empresa (Megatlon) nos indica en el instructivo para todas las piletas que con un solo bañero alcanza”.

Mañana continuarán las audiencias con la citación a los padres de Florencia y la declaración, si es que aceptan, de Bugallo y Storchi, que técnicamente vienen a representar el cable de acero trenzado que jamás se corta.