De vuelta en su casa en el campo, en las afueras de Santa Lucía, el cura José Luis Niella procura descansar después de una agotadora campaña. Ayer volvió a ratificar que no tendrá más incursiones partidarias, aunque confirmó que irá a la asamblea constituyente. “Por supuesto, si para eso nos ha elegido el pueblo”, aseguró a Página/12. En la asamblea hay un único tema sobre el que seguramente argumentará in extenso: la reforma agraria. “Hubo mucha tergiversación con esto, como si viniéramos de una Iglesia bolchevique. Y no es así”, señaló.

El día después de la elección encontró a Frente Social para la Victoria con un pedido de recuento de votos, sobre todo en las mesas del interior. “Los números no coinciden con los que tenemos nosotros de nuestros fiscales”, afirmó el referente de Barrios de Pie, Diego Vigay, que secundó a Niella en la lista. Los dirigentes kirchneristas suponían que podía existir una diferencia que les sume un constituyente más.

En tanto, se reasignaron cuatro constituyentes que habían obtenido el PC, la alianza entre macristas y sobischistas, la Democracia Cristiana y el Partido Nuevo. Sucede que ninguno pasó el piso del tres por ciento del padrón que requiere la ley electoral para que sean convalidados. La baja concurrencia terminó beneficiando al gobernador Arturo Colombi, cuyo frente recibirá tres de los diputados, mientras que el otro irá para la alianza entre Ricardo López Murphy y los liberales. Esto disipó los rumores de que cuatro de los constituyentes de Colombi –tres ricardistas y el peronista Eduardo “Botón” Galantini– podían complicar el punto de la reelección durante la asamblea.

La noticia reavivó la discusión sobre la baja concurrencia que plantean los opositores, de la que Niella buscó apartarse. “Esa es la opinión de otros constituyentes. Algunos dicen que es cuestionable. No sé, es cierto que casi la mitad no se presentó”, dijo. Niella consideró que la derrota se debió a la falta de recursos. “Nos faltaba plata para la campaña, ¿cómo podíamos arrasar? Si algunos pueblos no pudimos ni visitarlos, por falta de tiempo. El gobierno sacaba propagandas a página entera y nosotros no teníamos ni un cuarto de página”, aseguró. Sin embargo, se mostró optimista. “Hemos puesto los cimientos para un cambio social que durará 50 años. Nosotros no lo vamos a ver seguramente”, dijo.