Un comisario de la Policía Federal fue indagado por haberle reclamado, presuntamente, diez mil pesos y un automóvil al padre de una niña gitana que había sido baleada en la cabeza, a cambio de detener a uno de los supuestos agresores de la menor. El comisario aclaró que por esta imputación en su contra inició por separado una querella por calumnias.

Fuentes tribunalicias y el comisario informaron sobre la doble acusación que se desprendió de un episodio ocurrido el 21 de junio de 2004, cuando Héctor Carral estaba a cargo de la comisaría 48ª. Según la denuncia del comerciante Bavia Ivanovik, a metros de la cama del hospital en la que su hija Micaela luchaba por su vida, Carral le habría formulado la propuesta de detener al presunto autor del disparo a cambio de diez mil pesos y un automóvil.

La niña, por entonces de nueve años, estuvo 21 días en estado de coma, tiene dificultades motoras en un brazo y pierna y debe estar permanentemente protegida con una malla.

El comisario Carral, según la denuncia de Ivanovik, condicionó la detención de un menor de edad, prófugo y con pedido de captura por su presunta participación en la tentativa de robo en la que Micaela resultó gravemente herida. Ante el juzgado de Instrucción 14, Carral negó de plano tanto esa acusación como otra que señalaba que, además, le había exigido a Ivanovik 250 pesos diarios para implantar una consigna policial en su domicilio.

Por su parte, Carral le había iniciado a Ivanovik, el 17 de noviembre de 2005, una querella por calumnias, relacionada con esa acusación. Los denunciantes aseguraron que una persona ya declaró como testigo en el expediente, ratificando lo sostenido por Ivanovik, en tanto anticiparon que “otras dos” harán lo propio la semana próxima.

El comisario contraatacó y atribuyó la razón de estas denuncias “a la culpa que siente Bavia Ivanovik por su proceder. Cuando fue abordado por los delincuentes, extrajo un arma de fuego para defenderse, lo que motivó que uno de los asaltantes disparara contra su auto, donde estaba su hija”.