Un día después del diluvio que azotó a la ciudad y el Gran Buenos Aires, ayer las consecuencias del temporal llegaron a la tragedia. Un hombre que fue arrastrado por el arroyo Las Piedras, en la localidad bonaerense de Quilmes, apareció muerto. Y por la tarde, continuaba la búsqueda de un joven de José C. Paz que se arrojó a un curso de agua que cruza el distrito. Mientras la ciudad volvía a la normalidad luego de una jornada con calles anegadas, en la provincia permanecían evacuadas 300 de las 3500 personas damnificadas por las inundaciones.

Las tareas de rastrillaje dieron con el cuerpo de Claudio Godoy, vecino quilmeño que fue arrastrado por el agua desbordada del arroyo Las Piedras. Los intentos de la gente por salvar al hombre fueron inútiles. Según el testimonio de los vecinos, el hombre de 45 años nunca pudo tomar las sogas y mangueras que le arrojaban para auxiliarlo. La población que vive a la vera del arroyo fue la más perjudicada con la lluvia. “Es un arroyo que no se desborda al momento de la tormenta sino varias horas después, porque arrastra las aguas que vienen de Glew y Florencio Varela”, explicó Alberto Trípodi, director de Defensa Civil de la provincia de Buenos Aires.

En tanto, en la localidad bonaerense de José C. Paz continuaba ayer desaparecido un joven de 18 años que el jueves pasado se arrojó al arroyo Pinazo, afluente que divide este partido de la localidad vecina de Pilar. Los bomberos retomarán hoy la búsqueda del chico iniciada a partir de la denuncia de sus amigos. Ellos fueron testigos del momento en que el chico decidió tirarse al cauce y le habían advertido que no lo hiciera porque no sabía nadar.

El conurbano bonaerense y algunas localidades del interior del territorio fueron afectados por el diluvio. Según datos de Defensa Civil, cayeron entre 60 y 80 milímetros de agua en el lapso de una hora, lo que provocó inundaciones como consecuencia de la crecida de los arroyos. De las 3500 personas que debieron abandonar sus hogares, casi en su totalidad pudieron emprender el regreso durante la jornada de ayer. “Alrededor de 300 personas siguen evacuadas. Unas cien de Quilmes, 80 en Avellaneda; específicamente, se trata de vecinos de Villa Inflamable, en Dock Sud, y un poco más de cien en Almirante Brown”, detalló Trípodi.

“Debemos tener en cuenta que el temporal del jueves fue absolutamente atípico. No es normal que en 50 minutos caigan entre 60 y 80 milímetros de agua”, subrayó. Con el correr del día mejoró la situación en las localidades de La Matanza, Arrecifes, Marcos Paz, Luján, Ituzaingó y en Ensenada y Pilar. En San Miguel y General Rodríguez, donde fueron evacuadas 600 personas, todos los afectados regresaron a sus viviendas.

Desde el Ministerio de Desarrollo Humano provincial continuaban ayer enviando ayuda a las zonas más perjudicadas por el temporal. Hasta el momento, la cartera social distribuyó 15 toneladas de alimentos, colchones, frazadas, materiales de construcción y ropas entre las personas damnificadas.

Aunque en un momento el organismo provincial estaba alerta ante la posibilidad de una crecida del Río de la Plata, que hubiera obligado a evacuar gente del sur del conurbano bonaerense, el último informe del Servicio Meteorológico Nacional trajo tranquilidad a la provincia. “Tenemos suerte de que el viento del sudeste es bajo y que el río no está alto, porque si no tendríamos que hablar de 12 mil evacuados más en el territorio”, sostuvo Trípodi. El pronóstico anticipó que habrá hasta el lunes inclusive días con bajas temperaturas pero sin precipitaciones.

Luego del colapso que representó la lluvia para el sistema terrestre y aéreo de transporte para Capital Federal y Gran Buenos Aires, la situación comenzó de a poco a normalizarse. El servicio del ferrocarril ex Roca, que une al centro porteño con La Plata, retomó en forma reducida los recorridos para determinar el estado de las vías. El rayo que cayó sobre el servicio de radar del control el jueves pasado obligó a una reprogramación de los vuelos del aeroparque metropolitano Jorge Newbery y el aeropuerto internacional de Ezeiza. “Las demoras y reprogramaciones son consecuencia de que sólo se autoriza un despegue cada diez minutos como máximo y dependiendo de las condiciones meteorológicas”, precisó la Cámara de Líneas Aéreas.