Sábado, 1 de septiembre de 2007 | Hoy
Esta vez se llevaron dos relojes, ambos de oro, y una lapicera de pluma laminada en oro. Las reliquias habían pertenecido a tres presidentes argentinos. Alerta general en todos los museos.
Por Carlos Rodríguez
El robo de objetos de valor histórico –sobre todo relojes– y de obras de arte se ha convertido en una moda. Esta vez los ladrones llegaron más lejos que en anteriores ocasiones, porque violaron la seguridad a pocos metros del despacho del presidente Néstor Kirchner, en el sector de la sede gubernamental donde funciona el Museo de la Casa de Gobierno, con entrada por la calle Hipólito Yrigoyen 219. Esta vez se llevaron un reloj chalequero, otro pulsera, ambos de oro, y una lapicera de pluma laminada en oro. Las reliquias habían pertenecido a tres presidentes argentinos: los relojes a Nicolás Avellaneda y Agustín Pedro Justo, y la lapicera a Roberto Marcelino Ortiz. La seguridad interna general, en la Casa Rosada, le corresponde a la Casa Militar, pero el área donde está el museo, en el subsuelo del palacio de gobierno, está al cuidado de una agencia privada de seguridad. Ahora se realiza un inventario para saber si han desaparecido otros objetos, a la vez que se declaró el “estado de alerta general” en los museos históricos del país, para tratar de frenar la onda nostalgiosa que parece embargar a los ladrones de guante blanco.
La denuncia por el robo fue realizada a las 14 del jueves pasado, luego de que un empleado del museo se diera cuenta de la ausencia de los tres objetos, durante el desarrollo de una visita guiada. En la causa interviene la jueza federal María Romilda Servini de Cubría, que ordenó el secuestro de las cintas de las cámaras de seguridad que hay en el museo. También pidió el listado completo de los empleados públicos del lugar y de los que dependen de la empresa de seguridad. El museo de la Casa Rosada es uno de los pocos lugares de la administración pública nacional donde hay una planta estable, no atada a los vaivenes políticos.
En el museo, los objetos de mayor valor son las bandas y bastones presidenciales, sobre todo los atributos que usó, en su segunda presidencia, el general Julio Argentino Roca –de triste recuerdo por las matanzas de indios en el sur–, ostentosas, llenas de diamantes y de hilos de oro. De todos modos, se estima como “muy alto” el valor de los dos relojes que pertenecieron a Nicolás Avellaneda y a Agustín P. Justo. De Avellaneda se recuerda que en su juventud fue periodista y que, como presidente, soportó la primera huelga de la historia, realizada en 1877 –vaya paradoja– por la Sociedad Tipográfica Bonaerense. Justo, militar y político, llegó a la presidencia de la Nación en noviembre de 1931, apoyado por la dictadura gobernante, en una elección que quedó registrada en la historia como la del “fraude patriótico”.
Fuentes allegadas a la investigación del robo en el museo señalaron a este diario que sería “fácil de vender y de buena cotización” la pluma fuente que perteneció a Roberto M. Ortiz, un radical antipersonalista que se enfrentó al líder de su partido, Hipólito Yrigoyen, y que por ese motivo apoyó el golpe militar de 1930. Ortiz asumió la presidencia en 1937. Ayer por la tarde, expertos de la Policía Federal hicieron una inspección general, acompañados por personal del museo, para determinar “si se habían robado otros elementos”. La tarea todavía seguía anoche. En el museo hay objetos de todas las épocas, desde el sillón presidencial de Santiago Derqui, hasta un tintero de bronce modelado a principios del siglo pasado por la escultora tucumana Lola Mora. El tintero se usó en incontables ceremonias oficiales.
“La tarea es minuciosa, porque se están tomando huellas y reuniendo elementos para tratar de dar con los responsables del robo”, comentó una fuente policial. La denuncia del robo fue realizada por la directora del Museo, Nancy Echegaray, previa notificación a la Secretaría General de la Presidencia. La jueza Servini de Cubría es asistida por personal de la comisaría 2ª. La Secretaría de Cultura de la Nación resolvió poner en “estado de alerta general” a los museos históricos del país, atosigados por los robos. La medida fue tomada por el director nacional de Museos, Américo Castillo, que justificó la decisión recordando los recientes robos de objetos y documentos que pertenecieron, entre otros, al ex presidente Bernardino Rivadavia y al general Manuel Belgrano.
Fuentes oficiales confirmaron que el museo de la Rosada es vigilado, durante el día, por una agencia de seguridad privada, mientras que a la noche no quedan serenos, aunque hay cámaras de seguridad que registrarían todos los movimientos. Todo hace pensar que los autores del robo serían personas relacionadas con coleccionistas dedicados al contrabando del patrimonio histórico-cultural. Por esa razón se puso en alerta a la Red de Intercambio de Información (RILO), que depende de la Organización Mundial de Aduanas y que está integrada por las aduanas de 171 países.
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