Perdida toda la confianza que requiere como garante de la democracia, el árbitro electoral mexicano se tambalea frente a un acuerdo entre el PRI y el PRD para sustituir a los consejeros ciudadanos que tienen la responsabilidad de velar por las condiciones de certeza, legalidad, independencia, imparcialidad y objetividad de los comicios en el país. Y ante la amenaza de correrlos a todos, su presidente, Luis Carlos Ugalde –el mismo que avaló el triunfo de Felipe Calderón aun antes de que terminaran de contarse los votos–, amaga: si los sustituyen, “se estaría aceptando políticamente que hubo fraude electoral en 2006”.

La tormenta estalló a principios de la semana cuando los dos principales partidos opositores coincidieron en que el Consejo General del IFE, y particularmente su presidente, ya no garantizan la imparcialidad indispensable para organizar los procesos electorales federales en México, y anunciaron su intención de remover a los nueve consejeros electorales. La respuesta de Ugalde no se hizo esperar e inició una campaña mediática para conservar su puesto, acusando a los partidos políticos de querer usarlo como moneda de cambio en las negociaciones para la reforma electoral, la reforma fiscal e incluso para alcanzar un acuerdo político que permita a Felipe Calderón rendir este sábado 1º de septiembre su primer informe de gobierno en la Cámara de Diputados sin escándalos como el que marcó su toma de posesión como presidente de la República el pasado 1º de diciembre.

Pero en su defensa, revivió la sombra de duda sobre la legalidad de las elecciones presidenciales de 2006, lo que fue interpretado por Andrés Manuel López Obrador como un chantaje hacia Felipe Calderón. El que fuera candidato presidencial de la izquierda, que denunció el fraude electoral y que se autoproclamó “presidente legítimo” de México, calificó ayer estos hechos como prueba de que “quien usurpa la Presidencia de la República es sólo un pelele al que todos presionan” y retó a Ugalde a “decirlo todo”, porque “es el que más sabe del fraude electoral del 2 de julio”.

De poco parece que servirán los pataleos de Ugalde, pues PRI y PRD ya acordaron correrlo a él y a los demás consejeros electorales. Lo que falta por definir es si se van todos de una buena vez o si los sustituyen de forma escalonada en un plazo no mayor a un año. En cualquier caso, Ugalde está fuera.