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Alejandra Edith Puchet, oficial inspector de la Bonaerense, produjo ayer en la sala de audiencias donde se juzga la masacre de Ramallo el silencio más crudo de lo que lleva el juicio oral. La mujer policía, sin llegar a la verborragia de un “quebrado” que tras casi tres años después se decide a hablar, contó ayer que recibió órdenes de ocultar las actuaciones sobre el supuesto homicidio de Martín Saldaña, el único ladrón que había sobrevivido. Así, para el tribunal cada vez son más las dudas sobre la muerte de Saldaña que va dejando de parecer un suicidio.
Los camaristas Santiago Harte, Otmar Paolucci y Laura Cosidoy escucharon absortos el testimonio de la oficial inspector Puchet. Puchet estaba en la comisaría de Ramallo el 17 de setiembre de 1999 cuando el ladrón entró detenido. El testimonio de Puchet ante el Tribunal Oral Federal Número 1 de Rosario desnudó no sólo irregularidades de procedimiento en el encarcelamiento de Saldaña, sino que relegó a segundo plano los careos con que se inició la jornada número once del juicio. Ya había sospechas sobre un homicidio en el caso del ladrón que sólo alcanzó a vivir diez horas tras el intento de huida del banco en el que murieron tiroteados por la policía el capo de la banda, Javier Saldaña, el gerente del Banco Nación, Carlos Chávez y el contador Carlos Santillán.
Entre el 16 y el 17 de setiembre de 1999, un grupo de tres ladrones asaltaron el Banco Nación de Ramallo. Rodeados por la policía decidieron tomar a seis personas como rehenes. Durante diez horas de negociaciones liberaron a tres de ellos. A las cuatro de la madrugada decidieron abrir el portón del banco y salir con el gerente como chofer y con su esposa, Flora Lacave, y el contador como escudos. Los policías que rodeaban el edificio dispararon a mansalva. Lacave y el ladrón Carlos Martínez fueron gravemente heridos y el único que salió ileso fue Martín Saldaña. Pero a las diez horas apareció colgado en el calabozo de la comisaría. La inspector Puchet contó que cuando la policía lo llevó a tomar una placa, el chico sólo tenía marcas en la espalda, pero el médico que lo revisó contó en el juicio oral que presentaba lesiones en la cabeza.