Domingo, 30 de diciembre de 2007 | Hoy
SOCIEDAD › HOY SE CUMPLEN LOS TRES AÑOS DE LA TRAGEDIA DE CROMAÑON
Ese día de 2004 murieron 194 personas. Desde entonces, otro se suicidó y una chica murió por las secuelas. Pero cientos más son sobrevivientes que también resultaron víctimas.
“Hay una duda que tengo desde el 30 de diciembre de 2004. ¿Por qué se dice que las víctimas fueron 194? Nunca se toma en cuenta a los que sobrevivieron, ni a los familiares de los que sobrevivieron. Mi hijo está vivo y es una víctima de Cromañón. Y yo también soy una víctima.” Cristina es la mamá de Ezequiel Denhoff, un joven de 26 años que arrastra –como todos– el trauma de haber estado en la discoteca de Once la noche del incendio fatal, de la que hoy se cumplen tres años. El número de los sobrevivientes es impreciso. Se sabe que 1678 cobran el subsidio de 600 pesos que ahora tendría que ser renovado por un año más por el gobierno de Mauricio Macri. Otros datos precisos dicen que 900 sobrevivientes declararon en la causa judicial y algo menos de 2000 se presentaron como damnificados. “Más allá de las 196 muertes, ya que este año se suicidó un sobreviviente y una chica murió por las secuelas físicas, somos muchas las víctimas que no somos reconocidas ni por las autoridades ni por la sociedad”, insiste Cristina Denhoff en diálogo con Página/12.
“El drama lo vive toda la familia del sobreviviente. Mi hijo tuvo tres intentos de suicidio y una vez se arrojó desde el balcón del primer piso, medio dormido, porque soñaba que estaba en Cromañón y quiso salvarse.” El relato de Cristina hace mención al estrés postraumático que sufre la mayoría de los sobrevivientes de Cromañón y al síndrome que, en el caso de su hijo Ezequiel, lo lleva al flashback. Esas imágenes retrospectivas le hacen revivir la tragedia. Por eso, en febrero de 2005, se tiró por el balcón de su casa, tal como lo había hecho el 30 de diciembre de 2004 desde lo alto del sector VIP de Cromañón, para escapar del incendio en el que falleció uno de sus mejores amigos. “El drama de Ezequiel lo compartimos con mis dos hijas y con las hijas de él, mis nietas, que son gemelas. Todos somos víctimas de la misma situación, aunque nadie nos entienda ni nos atienda”, subraya Cristina.
“Con el paso del tiempo, el trauma suele agudizarse. Es lo mismo que ha ocurrido con los combatientes de Vietnam o de Malvinas. Ellos vuelven a tener imágenes retrospectivas que les hacen revivir los combates, mientras que los chicos de Cromañón vuelven a estar entre el humo y las llamas”, le dice a este diario Fernando Soto, abogado de 350 de las víctimas, entre sobrevivientes y padres de chicos fallecidos. “Lo más grave, en la mayoría de los casos, es el trauma psicológico, pero el 70 por ciento de los que sobrevivieron tienen también secuelas físicas –apunta Soto–. Los chicos tienen problemas en su capacidad respiratoria por el daño que les provocó el humo tóxico. Sufren de asma crónica y tienen que hacerse controles.”
Soto aclara que los problemas psíquicos no son exclusivos de los sobrevivientes. “También tenemos a muchos padres en tratamiento psiquiátrico. Algunos de ellos estuvieron buscando a sus hijos entre los cadáveres y eso no se lo pueden olvidar.” Cristina Denhoff admite que para muchas personas es difícil comprender la situación que viven. “Es algo que hablo mucho con la gente, porque alguien que no pasó lo que yo he tenido que pasar, puede que no entienda nada. Es complicado entre nosotros, mucho más para los que no tuvieron que vivirlo.” Su hijo Ezequiel abandonó el tratamiento psicológico en enero y ahora tuvo que retomarlo.
“A mediados de año había intentado volver al Hospital Alvear, donde lo atendió un grupo de profesionales que se había formado allí, pero que luego se disolvió por problemas presupuestarios. A varios de los médicos les cortaron el contrato y sólo algunos siguen trabajando, pero ad honorem. Esto significa que la atención bajó en calidad y cantidad. A muchos de los pacientes les dieron de alta en forma anticipada y se quedaron sólo con los casos más graves”, señala Cristina con preocupación. Javier Miglino, sobreviviente y representante legal de un grupo de víctimas, reconoce que la muerte de dos sobrevivientes (Cecilia Balcarce, 17 años, y Augusto Landei, 24) y la liberación de Omar Chabán provocaron un impacto negativo. “Por eso retomamos las reuniones que venimos haciendo desde hace tiempo y el ánimo mejoró a partir de algunos hechos positivos.” Entre ellos destaca “la condena que les aplicaron a tres bomberos, porque eso nos hizo pensar a todos que la Justicia está actuando y nos hace confiar en que también habrá penas para los responsables directos del incendio, desde Chabán hasta los funcionarios involucrados”. Otro hecho positivo fue que el cardenal Jorge Bergoglio “se haya acordado de la fecha y haya decidido el acto, simbólico tal vez, pero importante, de hacer sonar las campanas de la Catedral en memoria de las víctimas. Y no sólo de los que murieron, sino también de nosotros, los sobrevivientes”. También está esperanzado en que el nuevo jefe de Gobierno, Mauricio Macri, renueve los subsidios para 1678 sobrevivientes y 311 familiares de víctimas fatales. “Esperamos que eso ocurra.”
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