Domingo, 30 de diciembre de 2007 | Hoy
EL PAíS › VOLVIO A POSPONERSE LA ENTREGA DE REHENES EN COLOMBIA
Los comisionados, ya con Néstor Kirchner a la cabeza, llegaron a Villavicencio, Colombia, donde ya están listos los helicópteros de rescate. Lo que no llegó fue la señal de las FARC dando la posición de encuentro. Especulaciones sobre qué ocurrió y puede ocurrir hoy.
Por Fernando Cibeira
Desde Villavicencio
La novela de suspenso en la que se ha convertido la liberación de los rehenes de las FARC sigue sumando páginas. Ayer, el ex presidente Néstor Kirchner viajó hasta Villavicencio, la capital del departamento colombiano del Meta, pero no llegó a trasladarse junto al resto de los comisionados internacionales que funcionarán como garantes de la operación hasta la selva donde actúa la guerrilla. Una vez más la liberación se postergó, y se cree que se concretará hoy. Es cierto que eso ya se dijo varias veces pero en esta ocasión se sumaban algunas certezas: anoche, los comisionados se mantenían reunidos a la espera de las ya famosas coordenadas que tenía que enviar las FARC precisando su ubicación. Eso sí, la operación tiene que concretarse bien temprano, casi de madrugada, porque para después del mediodía está pronosticado un temporal en la selva.
Por su porte de avión grande, el Tango 01 debió aterrizar en una base de la Fuerza Aérea de Colombia en las afueras de Villavicencio. Al pie de la escalerilla, esperaba al ex presidente el alto comisionado para la Paz, Luis Carlos Restrepo, y el embajador argentino en Bogotá, Martín Balza, recién llegado de Buenos Aires para la ocasión. Kirchner preguntó por los Andes, porque las montañas estaban tapadas por nubes densas. “Ahí están las montañas, y del otro lado Bogotá”, le explicó Restrepo. Villavicencio está a menos de 100 kilómetros de la capital colombiana, así que suele ser centro de descanso para los bogotanos. Por otro lado, en el departamento del Meta es históricamente uno de los distritos donde las FARC son fuertes.
Desde que pisó suelo colombiano, quedó claro que Kirchner había pasado a hacerse cargo del operativo. Hugo Chávez se quedó en Caracas, lo mismo que los familiares de los rehenes a punto de ser liberados, cada vez más impacientes. Andan por Venezuela desde antes de Navidad tras la promesa que, día tras día, volverán a ver a sus familiares. Las FARC tienen secuestrada a Clara Rojas desde febrero de 2002. Hace cuatro años nació en cautiverio su hijo Emmanuel, fruto de una relación con un guerrillero. La otra secuestrada es la legisladora Consuelo González.
A propósito de los rehenes a punto de ser liberados, ayer circuló alguna información de inteligencia que en la comitiva argentina tomaban con pinzas, pero información al fin. En un caso se decía que Emmanuel estaba separado de la madre. Lo ubicaban, presumiblemente, en algún lugar cercano a Bogotá. El otro comentario tenía que ver con un supuesto frágil estado de la salud mental de las dos mujeres, lo que en alguna medida explicaría que hayan sido elegidas por las FARC para esta liberación unilateral. Sobre una de ellas, no precisaban cuál, se hablaba de un problema de tipo neurológico. Acerca de la otra, que estaba “pasada de rosca”, entiéndase esto como una manera de describir cierto atolondramiento de pensamientos. Por eso, nadie daba nada por sentado. Si la información sobre Emmanuel era cierta, tampoco se sabía si la liberación sería conjunta o si habría que hacer alguna escala.
Desde la base de la fuerza aérea, Kirchner salió en caravana hacia el aeropuerto civil de Villavicencio, donde iban llegando el resto de los comisionados en los pequeños aviones Falcon facilitados por el gobierno de Chávez. La idea de fletar varios helicópteros desde distintos puntos de Venezuela de la que había hablado Chávez en los días previos se diluyó en el camino. Los únicos helicópteros que se veían en Villavicencio eran los dos de la Cruz Roja que habían salido desde la ciudad fronteriza de Santo Domingo el día anterior. En esas dos máquinas pintadas de blanco y naranja equipadas con camillas y servicio médico, volarían hoy los comisionados en busca de los rehenes.
Entre los muchos conflictos internos que dificultan el desarrollo de este operativo, está el planteo de la Cruz Roja Internacional de circunscribir las personas que actuarán a lo mínimo indispensable. Chávez, está claro, era partidario de un mayor despliegue escénico.
En el breve trayecto al aeropuerto, Kirchner tuvo una muestra de lo que es el tiempo por aquí. De los 34 grados que hacía cuando aterrizó, a los pocos minutos se había desatado un temporal. Cuando concluyó el recorrido ya no llovía, aunque el cielo seguía luciendo amenazante. Allí el ex presidente se reencontró con los comisionados y luego salieron para una conferencia de prensa. Restrepo hizo la introducción en la que reiteró que el gobierno de Colombia brindaría “todas las garantías” para que se cumpla la misión humanitaria. Luego dio paso a Kirchner, quien llevó la voz cantante de los comisionados.
En una de sus definiciones, el ex presidente sostuvo que en este caso se había dado una situación propicia para que “la política, la conducción política, reemplace a otras fuerzas”, que tenía que ver con la sensación que le había quedado luego de la conversación telefónica que mantuvo ayer temprano, todavía en Caracas, con el presidente de Colombia, Alvaro Uribe. También cuando sostuvo que el proceso se llevaría adelante con “seriedad, responsabilidad y racionalidad”, algunos creyeron ver una referencia a Chávez. A los comisionados en general no les gustó mucho el escenario que montó el venezolano el viernes en el Aeropuerto de Santo Domingo, con un larguísimo y agotador acto de despedida de los helicópteros de la Cruz Roja bajo un calor abrasador.
Uno de los factores que aportaban al retraso del operativo, explicaban del lado argentino, era la alta imprevisibilidad de los actores en juego: Uribe, Hugo Chávez, las FARC y el clima selvático. Uno de los contrastes, palpables en las negociaciones, era la manera de contar las horas desde Caracas o Bogotá, frente a la forma en que se movían en la selva, casi fuera del tiempo y el espacio. “Las FARC hace 50 años que están peleando, ¿qué diferencia es para ellos un día, dos o una semana?”, razonaban cerca de Kirchner y el canciller Jorge Taiana.
Con un reloj de ciudad y no de selva, Kirchner esperaba un desenlace rápido de operativo, por otro lado apurado por un pronóstico de mal tiempo. Un viaje de madrugada hacia al pie de monte, probablemente al sur del Meta, donde las FARC se mueven con autoridad desde más de cuatro décadas. Con los liberados ya sobre los helicópteros, volverían a Villavicencio. Es de esperar una conferencia de prensa de los comisionados explicando los detalles de la operación. Desde allí, Kirchner quiere viajar directamente a Río Gallegos, previa escala en Córdoba, a pasar el fin de año con la presidenta Cristina Fernández y sus hijos Máximo y Florencia. Los rehenes liberados seguirían camino hacia Santo Domingo o a Caracas, donde estaría esperando Chávez y sus familiares para retomar una historia que sufrió un paréntesis de seis años. Incluso, habrá una abuela que conocerá a su nieto, hijas que verán de nuevo a su madre. Serán los tres primeros rehenes liberados de los 45 considerados canjeables que están en manos de las FARC. Lo que suceda de allí en más es otra historia.
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