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Fue detenido en el caso Rosana, pero su arma no era la asesina

Un hombre fue apresado como sospechoso por el crimen de Galliano porque tenía una Bersa 11.25. Pero un peritaje descartó que fuera el arma homicida. Ya hubo otro caso similar con ese tipo de arma.

La pistola de guerra Bersa calibre 11.25 milímetros con la que fue asesinada la víctima es el nuevo eje en las investigaciones por el crimen de Rosana Galliano, luego de semanas de declaraciones cruzadas entre su familia y su viudo, José Arce. Ayer, la policía detuvo en San Isidro a un ex preso que llevaba un arma de ese tipo y fue vinculado al caso, pero anoche se descartó que fuera la usada en El Remanso. Otra investigación sobre un arma idéntica se había realizado hace unos días y el resultado fue también negativo.

Una de las abogadas defensoras de Arce, Claudia Zakhem, explicó ayer por la tarde a este diario que sólo sabían que había “un detenido con un arma similar” a la que mató a Rosana. El fiscal Marcelo Pernici, en tanto, confirmó que el dato era cierto: “Sin embargo, la única señal es que es un arma del mismo calibre, y difícilmente sea la buscada”, sostuvo escueto. Finalmente, el arma secuestrada a Rodrigo “Cachetada” Ojeda –un joven de 27 años que era investigado en la causa pero que, curiosamente, no fue aprehendido por el crimen de Galliano– no era la buscada. Ojeda fue detenido el domingo, cerca de la villa La Cava, en San Isidro, luego de que un llamado al 911 alertara sobre la presencia de dos hombres armados en Rolón y Posadas, en Beccar, cerca de La Cava.

Cuando llegaron, los efectivos se encontraron con que uno de los hombres era Cachetada, presuntamente vinculado con la banda que en septiembre ultimó al alemán Helmuth Mielke en un country de Exaltación de la Cruz, la localidad donde también queda El Remanso. “Ojeda es un ex preso al que se le iba a allanar el domicilio como sospechoso y fue detenido en San Isidro con una pistola del mismo tipo y calibre que la que estábamos buscando”, sostuvo ayer una fuente judicial. Junto a Ojeda, la policía detuvo a un chico de 16 años. En poder de ambos había cuatro armas de fuego: una calibre .22, dos 9 milímetros y una Bersa 11.25 con la numeración limada. Un arma idéntica pero no la del crimen.

No bien se enteró del hecho, el fiscal Pernici solicitó que la pistola fuera sometida –junto a las vainas encontradas en el escenario del crimen de Galliano– a las pericias balísticas necesarias para determinar si se trataba del arma homicida. Poco antes del cierre de esta edición, se supo que los cotejos balísticos desestimaron que se tratara de la misma Bersa. La mayor esperanza de dar con el revólver correcto estaba puesta en que uno de los “compañeros” de banda de Ojeda fue empleado de Arce. Pero no.

No se trata de la primera 11.25 que se manda a cotejar. Al menos otra habría pasado por el mismo procedimiento, también ordenado por Pernici. Fue el 28 de enero pasado y el arma pertenecía a José Avalos, un hombre de 45 años que fue detenido en medio de una gresca con la policía en una estación de servicio de Olivos, en la que asesinó a Luis Barrientos e hirió a Walter Gutiérrez, ambos cabos de la bonaerense. Avalos también recibió heridas de bala cuando se trenzó con la policía, intentando escapar de un interrogatorio de los efectivos acerca de por qué iba a inflar las gomas de su bicicleta con un arma en la cintura. No era la que asesinó a Galliano pero Avalos fue detenido por los otros crímenes.

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Por el crimen de El Remanso, toda arma Bersa 11.25 que se encuentra resulta sospechosa.
Imagen: Télam
 
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