Más que suerte de principiante, lo suyo fue suerte de infante. Tomás todavía no cumplió tres años y recibió un disparo perdido en su cabeza, se salvó porque la bala quedó en su cuero cabelludo y está fuera de peligro. El hecho ocurrió ayer por la tarde en General Pacheco, en medio de un asalto y todavía se discute si la persona que gatilló el proyectil, un joven de 19 años, salió en defensa de un vecino al que le estaban robando o era uno de los asaltantes.

El robo sucedió cerca de las 18.50, en Fader y Almirante Brown, en el barrio Los Troncos, cuando el joven Juan Carlos Ayala regresaba a su casa luego de hacer las compras en un almacén de la zona y fue interceptado por tres ladrones que le quisieron robar un pack de gaseosas y su bicicleta. Ayala, que estaba con su hermano, se resistió y comenzó a pelearse con los ladrones. En este punto, aparecen las dos versiones: según fuentes policiales, apareció en escena un cuarto asaltante gatillando un arma y hiriendo a Tomás en la cabeza; la otra versión sostiene que fue un vecino del barrio el que disparó contra los ladrones al ser testigo del robo.

A pocos metros de allí, Tomás jugaba en el patio de su casa junto a sus hermanos. Manuela Molina, su madre, vio que su hijo tenía la cabeza ensangrentada, lo alzó y salió a la calle desesperada, pidiendo ayuda a los gritos. Tenía una bala alojada entre el cuero cabelludo y el cráneo. “Afortunadamente el proyectil sólo le ocasionó un raspón en el cuero cabelludo. Estamos esperando que baje la inflamación para extraerle la bala, pero está en perfectas condiciones”, explicó Augusto Ovide, director asociado del Hospital Pacheco donde permanece internado el menor.

Su padre abonó la teoría del vecino que salió a tirar y contó que el joven detenido “lo que hizo fue disparar dos tiros de arma de fuego” y aseguró que “al nene lo trajo al hospital un móvil policial porque la ambulancia, no sé por qué motivos, no se presentó. Los médicos dicen que está bien y que tuvo suerte porque la bala quedó alojada en el cuero cabelludo. Está bien de ánimo”.

Con la colaboración de los vecinos, la Policía pudo identificar a los autores del robo y al joven que había disparado, quien había escapado en un Fiat Siena blanco. El vehículo fue encontrado pocas horas después circulando por la ruta 197 y luego de una breve persecución fue alcanzado en el acceso a Tigre. El joven, del que sólo se conoce su apellido (Villalba), estaba en el auto junto a su padre y su madre. Según fuentes policiales, habría reconocido ser el autor del disparo y se encuentra preso en la Unidad Funcional de Instrucción 1 de Tigre, a cargo del fiscal Santiago Quian Zabalía, para ser indagado. Todavía no se sabe si ratificó su confesión ante la Justicia.