Miércoles, 3 de septiembre de 2008 | Hoy
Existe un camino alternativo para que la administración macrista disponga de mayores recursos, sin necesidad de aumentar la recaudación ni de introducir una nueva modificación a la ley de presupuesto vigente: la subejecución presupuestaria, práctica en la que incurrió durante este primer tramo de la gestión.
Hasta mediados de año, la ciudad de Buenos Aires sólo había ejecutado un 15 por ciento de las obras previstas para todo el año, lo que sugiere que será imposible cumplir con lo pautado en la ley de Presupuesto. De ese porcentaje, casi la mitad corresponde a infraestructura escolar y casi otro tanto a la hospitalaria, rubros que se han priorizado.
Para Néstor Grindetti y los legisladores afines a Mauricio Macri esta demora se explica porque en la primera mitad del año se convocan las licitaciones que terminarían de concretarse luego: todo se debe a un retraso burocrático, en definitiva. Pero esa explicación resulta poco convincente para la oposición, cuyos cálculos muestran que aun con un ritmo de obra febril, no podría ejecutarse más del 65 por ciento de lo presupuestado de aquí a fin de año. De ser así, la ciudad dispondría de otro excedente millonario para gastar, esta vez, sin la lupa de la Legislatura.
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