SOCIEDAD › EMPIEZAN LAS ACUSACIONES ENTRE LOS GARCIA BELSUNCE
“El marido fue el que marcó el paso”
Por R.K. y H.C.
Con cierta sutileza, un sector de la familia García Belsunce empieza a echar sombras sobre la otra. En concreto, apuntan al marido de María Marta, Carlos Carrascosa, con el siguiente argumento: “él fue el primero que llegó a la casa. Supuestamente vio a María Marta en el baño y de inmediato instaló la teoría del accidente. A todos los que fueron llegando les dijo ‘fue un accidente, se cayó’ y mencionó un golpe anterior que se había pegado la mujer. Los que llegaban a la casa se encontraban con la frase contundente de que ‘fue un accidente’ y era difícil contradecirlo. Por eso, él fue el que marcó el paso e incluso manejó el tema de los médicos”. De inmediato explican que “El Gordo” Carrascosa no tuvo tiempo de matar a su esposa porque esa tarde estuvo a solas únicamente dos veces y por no más de cinco minutos, pero igual deslizan que “pudo haber encargado el crimen a un tercero”.
Página/12 tuvo ayer la posibilidad de dialogar con una suerte de vocero de una parte de la familia. El análisis de los hechos que realizó fue singular:
u “La investigación tiene dos vertientes. Una se orienta hacia ese vecino del country que sigue siendo sospechoso. Tiene antecedentes penales y ése es un dato que no se puede dejar de lado. La otra vertiente apunta al marido de María Marta.
u “El Gordo” jugó un papel preponderante en la cuestión de que fue un accidente. El encontró a María Marta y cuando llegó la masajista, ya desde una ventana le gritó que fue un accidente. Ahora nos enteramos de lo que dijo el segundo médico, el doctor Biasi, que según declara le manifestó a Carrascosa y al primer médico, Gauvry Gordon, que la muerte había sido violenta y que había que hacer la denuncia penal. Cuando el resto de la familia fue llegando al Country Carmel la “teoría” ya estaba impuesta. En semejante momento, con semejante dolor, era casi imposible contradecir al esposo de la víctima.
u “Es cierto que existió el intento de bajarle el tono a todo el asunto, pero no para tapar un crimen sino porque, como ocurre en muchísimos casos, se trató de evitar la manipulación del cuerpo y algo tan doloroso como es una autopsia. Eso explica las llamadas en las que se le pidió al comisario Casafús “sacame la policía de encima”.
u “Bueno, no estamos diciendo que él la mató. En la investigación aparece como una de las hipótesis”, siguió diciendo la fuente familiar.
–¿Es cierto que Carrascosa se quedó solo en un momento en que estaban viendo el partido de fútbol?
–Sí. Estaban viendo el partido en casa de los cuñados. En ese momento, María Marta se va, y también los cuñados se van con la camioneta a llevar a un amigo. En ese momento, Carrascosa se quedó solo en la casa de los cuñados. Pero fueron apenas cinco minutos, ya que el cuñado volvió en ese tiempo.
–¿Hubo otro momento en que estuvo solo?
–Sí, después, cuando llega a su casa. Ahí se encuentra con el hombre de seguridad del country que le dice que la kinesióloga llegó a la entrada del Carmel, que llamaron a María Marta, pero que no contestaba. Ahí, Carrascosa le dice al hombre de seguridad que se vaya hasta la entrada del Carmel para hacer entrar a la kinesióloga mientras él ingresaba a la casa. A partir de ese momento se quedó unos cinco minutos solo, encontró a la esposa muerta y enseguida llegó la kinesióloga.
–Eso significa que tuvo muy poco tiempo. El crimen tardó más.
–Sí, el crimen tardó más –siguió explicando el vocero de una parte de la familia–, porque el asesino sin dudas limpió las manchas en la habitación y en el sillón que había en el primer piso. Esas manchas no las limpió nadie de la familia ni la kinesióloga. Por lo tanto, el asesinodebió pelear con María Marta, pegarle los cinco tiros, perder tiempo para limpiar algunas manchas y después huir. Eso no se hizo en cinco minutos, pero el asesinato lo pudo cometer a través de una tercera persona.
Las explicaciones son llamativas. En lugar de decir que el marido no tuvo nada, pero nada, que ver con el crimen, hay un sector de la familia que duda y alienta sospechas. El esquema igual no termina de cerrar: parece extraño que un asesino, después de semejante pelea, se ponga a limpiar manchas de sangre. Sigue sin tener una explicación totalmente convincente la reunión familiar en la que se decide tirar al inodoro “el pituto”, o sea la sexta bala. Sin embargo, el diálogo con Página/12 indica que en el seno familiar ya no hay la unidad que parecía haber hasta hace unos días.