Viernes, 14 de febrero de 2014 | Hoy
Por Pedro Lipcovich
“El trabajo del equipo de Gabriel Rabinovich da respuesta a la antinomia entre la ciencia básica y la ciencia aplicada: es ciencia básica, pero inspirada en la aplicación que sus resultados puedan tener para la sociedad”, sostuvo ayer Lino Barañao, ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva.
Barañao destacó que “la línea de trabajo que viene siguiendo el equipo de Rabinovich es de su propia autoría: no se trata de aportes colaterales a alguna línea de investigación internacional, sino de conocimientos generados localmente”.
El ministro formuló también una observación destinada a los evaluadores de quienes siguen la carrera de investigación en el Conicet: “El evaluador no debería limitarse a aplicar una fórmula que asigne un valor al impacto de la revista donde se publicó el trabajo y lo divida por la cantidad de autores: es importante que el evaluador esté dispuesto a distinguir contribuciones excepcionales, de magnitud infrecuente, como la que estamos considerando”.
Barañao destacó también, como “camino a seguir”, el hecho de que “Gabriel Rabinovich se formó en la universidad pública y hoy es docente en ella”.
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