Domingo, 19 de junio de 2016 | Hoy
SOCIEDAD › ENTREVISTA AL SOCIOLOGO CARLOS DE ANGELIS
Por Soledad Vallejos
Para #NiUnaMenos, el riesgo es convertirse en efeméride. Dejar de generar rupturas y conflictos en el día a día, para convertirse (solamente) en una fecha en el almanaque, aun cuando sea de movilización, puede neutralizar todo el trabajo de sensibilización sobre el machismo cotidiano y los impactos que genera. Eso dice el sociólogo Carlos De Angelis, que dirigió el estudio de opinión realizado por el Centro de Opinión Pública y Estudios Sociales (Copes), de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, el último 3 de junio, durante las manifestaciones en el Congreso porteño. “El riesgo es que se vuelva efeméride, que sea un día más que no se sabe qué es. Pero por otro lado me parece que hay una movilización interesante, que se trata de poder sostenerla, de poder generar expectativa. Es súper positivo. Ahora, también hay que continuarlo por otros medios: creo que la movilización es todos los días”, señala.
–¿En qué sentido?
–Es fundamental la demanda sobre el Estado para que en los términos educativos se discuta la violencia. Y a la vez es ahí cuando empezás a escarbar en situaciones que demuestran que el sistema lo resiste, porque de alguna forma también lo autocuestiona. Es una gran experiencia para seguir trabajándola a nivel educativo, a nivel institucional. Hay que hacer un gran cambio en el sistema educativo, no está funcionando, o funciona muy azarosamente, de acuerdo con las voluntades de docentes y autoridades. Por otro lado, a la vez, en algún sentido se van juntando tabúes, estamos como en una nueva Edad Media. Se habla de algo todo el tiempo y a la vez se lo niega: la droga, la sexualidad. Y al mismo tiempo, está presente el discurso neoliberal de la supervivencia del más apto y el que emprende, el nuevo mensaje es “flaco, arreglate, acá no te va a ayudar nadie”. Que esa es otra discusión porque es verdad, el Estado te puede ayudar, pero también tenés que generar un interés de volver a estar, a producir cosas para tu vida, volver a capacitarte.
–En el estudio sobre las manifestaciones del 3 de junio, señalaron que sólo la tercera parte de las consultadas manejaban información sobre la Ley 26.485 de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres.
–Me sorprendió la cantidad de mujeres que no conocen la Ley. No puedo evitar comparar eso con lo que sucede habitualmente en la Marcha del Orgullo LGBTIQ, en la que todos estaban al tanto de la información, de las leyes y te podían discutir qué artículo de qué ley estaba mejor que otro, o si estaba toda una ley determinada estaba implementada. Yo pensaba, después del 3 de junio, que el Estado informa con el spot de la empanada, el de la carpintería y las cunas, pero no aprovecha para estas cosas. Podría aprovechar para informar que hay una ley que protege a las mujeres en situaciones de violencia. Claro, también del otro lado hay personas que buscan información y otras que no. Gente muy informada, que podía decir qué pasa en algunas provincias o qué problemas hay con la ley de patrocinio gratuito para las víctimas, y gente que desconocía absolutamente todo.
–El tema, desde el año pasado, quedó en un lugar relevante en la agenda social y en la periodística.
–Sí. También es claro que los medios tienen otro cuidado con el tema. Un programa como los viejos programas de Alberto Olmedo, o como lo que era Rompeportones hoy no podrían existir. En un sentido, los medios se adecuan. Pero a la vez hay publicidades que insisten con que el lugar de la mujer es el de consumidora. A las publicidades hay que prestarles atención porque marcan un tiempo. Y están insistiendo en que a la mujer solo le interesa la ropa, lo material, el consumo, y en que el hombre es el ganador. Como si al hombre todo lo otro no le importara, además. A la vez, las nuevas publicidades oficiales tienen mujeres que planchan la camisa de su hijo y mandan corazoncitos a su novio. Pero esto de las publicidades es como la gota china que horada la piedra, es imposible no verlo. Y sin embargo esa discusión sobre los medios falta en las escuelas, falta analizar esa forma de presentar la realidad, porque de alguna forma esos mensajes terminan permeando. Ahora, si toda esta movilización en torno al tema no tiene mirada política, es un salmón contra la corriente. El sentido común está en disputa. y hay que tratar de salir del acontecimiento. El acontecimiento es la marcha para pedir justicia porque mataron a una mujer. Se hace, se protesta, y ya está, se terminó. Es lo que pasa con las cosas vincualdas a un hecho puntual: de alguna forma se despolitiza. Es “por Fulanita”, no por las mujeres como sujeto social. Por eso insisto: la disputa es política, no ética. Es disputar un sentido tal como la sociedad y los factores de poder lo van definiendo.
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