Domingo, 21 de agosto de 2016 | Hoy
SOCIEDAD › UN MERCADO MUY PARTICULAR
Por Soledad Vallejos
Con la primavera empieza la temporada fuerte. Mariano Maldonado, gerente de marketing del grupo Campari aclara que aunque el mercado argentino consume aperitivos todo el año y es estable, sí “hay cierta estacionalidad, que se da sobre todo a partir de octubre, y a lo largo de noviembre, diciembre enero, toda en la época de verano, cuando se incrementa el consumo de vermut”. Hablar del aperitivo suena a hielos, a soda, a algún jugo o alguna gaseosa para combinar a veces, a veranitos pero también a lo social, agrega, antes de detallar que las distintas marcas de vermut tienen públicos distintos, por ejemplo, en las edades (“hay marcas como Cynar, que tienen consumidores jóvenes, que van entre los 21 y los 35 años; pero los que para esa marca son consumidores adultos, para otra, como Cinzano, son los consumidores más jóvenes”).
–Para los aperitivos, se trabaja mucho con la segmentación motivacional: ¿qué motiva a los consumidores a consumir estas bebidas alcohólicas? En términos generales hay varias motivaciones: la tradición y el ritual, otra de celebración, otra que es conocimiento y poder discursivo, el saber, esos casos en que se consume para después poder un discurso. Hay otra motivación que es la conexión social, y otra que está vinculada a la intimidad y lo reconfortante, que es el caso de los whiskies y las bebidas que se beben en la intimidad. En el caso de los aperitivos, en su mayoría las motivaciones son tradiciones y rituales. Hay un consumo muy grande de esto en Argentina, se bebe por tradición o por ritual y en mucha cantidad. Además, en varias ocasiones, reuniones familiares, grupos de amigos. Los argentinos bebemos muchas bebidas alcohólicas.
–La conexión es más social.
–El momento del vermut es algo muy propio del mercado argentino, hay una apreciación de eso que va más allá del sabor. Remite directamente a un momento particular, al aperitivo que va con aceitunas, porotos, conservas, cosas muy adaptadas a nuestro paladar. Y el vermut es un momento tan importante que Tato Bores lo mencionaba.
–¿El contexto económico influye sobre estos consumos?
–Influye, obviamente. Muchísimo menos que en los productos de alto valor o suntuarios, pero sí hay un impacto y sobre todo con la inflación hay dispersiones de precios, se generan otros ruidos, que tienen que ver con un tema de precios más que con capacidad de consumo de la gente.
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