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Por R. K.

Uno de los aspectos más controvertidos señalados por la familia de Juan Castro es el tratamiento que el psiquiatra Rubén Lescano le daba al conductor televisivo. En el escrito de los abogados de la familia, se dice que “el tratamiento para la adicción consistía en golpecitos en las rodillas y observando el iris del ojo como método terapéutico, metodología que es aplicada por una asociación de psicología que basa sus tratamientos en los movimientos oculares, llamado EMDR, método que serviría para tratar desde traumas severos o situaciones de guerra hasta un mejor rendimiento laboral”.
Testigos dicen en la causa que “Juan y el psiquiatra se acostaban en el piso, juntaban sus cabezas y hacían una hipnosis invertida, es decir que –como contaba Juan–, Lescano le hacía regresar a la niñez, situación que lo afligía. Después lo despertaba y le fijaba conceptos actuales con el método de la desestabilización ocular, terminando de despertarlo con golpeteos en la rodilla. También le transmitían energía haciéndole pintar con plasticola de varios colores, brillantinas, hojitas, trigo, maíz y otros cereales, diferentes cartulinas” que, además, aparecen agregadas al expediente. El doctor Dobón señala críticamente en su testimonio que “se trata de una práctica de mera sugestión, que no forma parte de plan de estudio de materia alguna, pues las terapias reconocidas forman parte del plan de estudio”.
En la acusación contra Lescano, entonces, se agrega que “está prohibido a los profesionales de la medicina aplicar en su práctica privada procedimientos que no hayan sido presentados o considerados en los centros universitarios o científicos reconocidos del país”. A esto hay que agregar la relación sentimental. El especialista Alfredo Kraut sostiene, según el escrito de los abogados, que “ninguna teoría reconocida avala el ejercicio de la sexualidad con el paciente durante el tratamiento”.