Viernes, 3 de marzo de 2006 | Hoy
SOCIEDAD › OPINA ALCIRA ARGUMEDO, SOCIOLOGA
–¿Cuál es su impresión acerca de lo que aconteció en Puerto Madero sobre la instalación de un comedor comunitario?
–Me da la sensación de que es una venganza simbólica del dueño del restaurante al que se lo cerraron. La forma de dar cuenta de esta actuación fue simbólicamente llegar al otro extremo: invitar al símbolo de la resistencia piquetera que mayor rechazo tiene para quienes transitan por Puerto Madero habitualmente.
–Este hecho se encuentra atravesado por distintas cuestiones, entre ellas, por un lado, la distribución desigual de la riqueza; por el otro, la cuestión mediática.
–Castells ha hecho bastante para que se demonizara a los piqueteros, entró en el juego. Lamentablemente, el comportamiento de Castells junto a la política de los medios de comunicación ayudó a la demonizacion de piqueteros por las medidas irritativas que tomaba. Teóricamente está bien que no haya vedado ningún lugar para los sectores más golpeados.
–Entonces, en Puerto Madero confluirán dos realidades que aquejan a este país.
–Son los dos símbolos de polarización social de la Argentina: Puerto Madero, por un lado, espacio de las nuevas clases ricas del país, de turbios orígenes, enriquecidos en la década de los ’90, y por el otro, estarán aquellos que fueron víctimas de los ’90. Además, me parece que hay mucho de manipulación...
–¿Por parte de quién?
–Por parte del dueño del restaurante, esto de “aquí traigo a pobres a arruinar el barrio”. Eso es aberrante porque no se los dignifica. No debería existir esta polarización: Puerto Madero, fruto de la corrupción de los ’90, y los piqueteros, fruto de la corrupción de los ’90.
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