La preocupación por el crecimiento hacia arriba de la ciudad no es exclusivo de los vecinos de Caballito. La Asamblea de Palermo Viejo se moviliza por el mismo tema desde diciembre de 2004, cuando empezaron a ver que las demoliciones de casas viejas estaban convirtiendo al barrio en una especie de colador de cuyos agujeros pronto brotarían las tan temidas torres. A pesar de haber presentado un amparo, todavía no lograron frenar las construcciones.

Julieta Mira es miembro de la asamblea de Palermo Viejo que estuvo trabajando con estos temas. Mira vive en El Salvador y Humboldt, y en su línea dice que pronto va haber cinco torres y una clínica. Dos de esas torres, que ya están en construcción, tendrán 45 pisos de altura y 250 viviendas cada una, cuenta.

“El problema de fondo es el plan urbano ambiental, que no tiene límite de altura. Sobre Juan B. Justo se puede construir en altura porque se hacen unos cálculos matemáticos que lo permiten, tomando el espacio de las tierras del ferrocarril. Logramos un proyecto de cambio de zonificación pero nos empezamos a dar cuenta de que es un problema de las grandes urbes, más especulación inmobiliaria, más corrupción. No hay protección al impacto ambiental, que no sólo es lo ambiental sino de lo cultural e histórico”, explica.

La Red de abogados voluntarios de Poder Ciudadano presentó un amparo hace dos meses por todas las torres de Juan B. Justo y la vía, y por las de Santa Fe y Bonpland, donde relevaron 30 obras simultáneas en construcción. “La ley 123 de impacto ambiental establece que para obras de tal superficie se requiere además la audiencia pública por el impacto que puede tener. Acá hicieron una violación hormiga de la ley, construyen una obra de menos de 25 mil metros cuadrados que no necesita audiencia, presentan la evaluación de impacto ambiental, y así sucesivamente; ahora deben haber construido mucho más de 100 mil cuadrados en un radio de 10 manzanas”, explica Osvaldo Sidoli, abogado de la Red. El amparo pide justamente un llamado a audiencia pública y que mientras tanto suspendan las obras. Sidoli aclara que no se trata de un planteo elitista: “Algunos funcionarios del gobierno de la ciudad decían ‘si quieren vivir en un barrio residencial que se vayan a un country, la ciudad crece y necesita edificios’, pero no es así, es un planteo por la calidad de vida”.