Viernes, 5 de junio de 2015 | Hoy
NI UNA MENOS > EXPERIENCIAS
El evento público de street art Encuentro Salvaje fue una de las acciones convocantes durante la movilización de NiUnaMenos para tomar por asalto las paredes periféricas a metros del Congreso con pegatinas, ilustraciones y videos que reclaman por el cese de todas las violencias contra las mujeres. Para sus creadorxs, Paulette Art y Matías Danna de La Brea, la violencia de género no se erradica con un stencil o una pegatina, sino con un Estado que incluya desde un primer momento el feminismo en su agenda.
Por Roxana Sandá
NiUnaMenos, la convocatoria multitudinaria del miércoles pasado se convirtió en una especie de onda expansiva que hizo cimbrar a un país pero también a un barrio entero, porque si la plaza del Congreso nacional vibró con el reclamo a voz en cuello de activistxs, organizaciones políticas y sociales, colectivos y colectivas, la periferia estalló en mil expresiones dispuestas a poner la energía al servicio de la necesidad urgente de decirles basta a los femicidios y a la violencia contra las mujeres. La intervención del colectivo en formación Encuentro Salvaje, un cruce de street art entre dos artistas que a través de las redes sociales sumó a otrxs para tomar la calle por asalto con carteles, textos, ilustraciones y videos, fue una muestra poderosa “de lo que significa poner los cuerpos y accionar al servicio de esta lucha desde nuestra mirada”, dicen sus organizadores, Paulette Art y Matías Danna de La Brea, creadorxs emergentes de esos flashes clandestinos.
En un post vía Facebook expresado en la previa al 3 de junio como declaración de principios, Encuentro Salvaje publicó que “tal vez algunos estemos manifestándonos de una manera más crítica que otros dependiendo de nuestro pensamiento y elección, pero todxs con el amoroso deseo de que la realidad de cada mujer que sufre violencia –ya sea en femicidios, explotada en un taller clandestino, acosada callejeramente, en un aborto clandestino, discriminada por su elección sexual o condición de trans, víctima de la trata, o de cualquier forma posible que la coloque en una situación de violencia y desigualdad frente a sujetos y colectivos que ejercen frente a ella privilegios de clase y género– cese de una vez por todas”. La respuesta fue inmediata: lxs convocadxs entendieron de qué iba el acompañamiento de la discusión. “Nos es necesario llevar a nuestro accionar en la calle, nuestro compromiso”.
Esa acción de coordenadas secretas por la prohibición misma de pintar, stencilear o pegatinar el espacio público, difundidas casi al pie de la actividad para que nada se desbarranque ni existan filtraciones que puedan echar a perder la intervención, se reprodujo este miércoles en un local abandonado frente al Teatro Liceo, en Rivadavia y Paraná, a apenas dos cuadras del Congreso. El punto justo de arranque fueron los afiches con una boxeadora en blanco y negro chocando los guantes como aviso de lo que ya no se banca. “Para cambiar se necesita más que una pegatina. Se necesita un Estado que incluya al feminismo en su agenda”, transmite la imagen con la visceralidad de lxs que se juegan en territorio ajeno para hacerlo propio por derechos.
“Creemos que la violencia de género no se erradica con una marcha, ni mucho menos con un stencil o una pegatina, sino con un Estado que incluya desde un primer momento al feminismo en su agenda”, advierte el post.
Encuentro Salvaje nació el 16 de agosto de 2014 como reacción a la Ley Antipintadas y graffitis durante “una noche mágica en la que nos juntamos a reivindicar el espacio público como nuestro. Desde entonces lo hacemos espontáneamente ya no ‘en oposición a’ sino a favor de algo, a favor de nuestro encuentro mismo, de lo compartido, del disfrute, de expresarnos y de ser”. Una de esas juntadas fue la de Acción Respeto por una calle libre de acoso, en abril en Parque Patricios, que también se sumó a la concentración del miércoles junto con La Marcha de las Putas, en busca de visibilizar los mecanismos que entran en juego en las situaciones de acoso, darles voz a niñas, adolescentes y mujeres, principales destinatarias de esta forma de violencia y desenmascarar cómo se promueve y perpetúa una costumbre cultural agresiva y sexista.
“Hago pegatinas desde 2012, primero con producción propia, y a partir del año pasado surgieron estas intervenciones espontáneas que llegaron a ser encuentros de 30 personas en flashes de 15 minutos, porque algunos espacios tienen cámaras y hay que producir, terminar y correr antes de que lleguen la policía o el personal de seguridad”, explica Paulette. “Estás vulnerable, concentrada y es fácilmente identificable que se trata de una acción ilegal, como fumarte un porro.” Pero con #NiUnaMenos, la idea del encuentro, planteó reglas diferentes que lxs decidió a participar críticamente y bajando consignas claras. “Somos conscientes del conflicto que nos genera que esta convocatoria esté siendo utilizada por personajes heteronormativos machistas de la sociedad como una oportunidad de lavar culpas, y no compartimos que sectores y personajes del poder se coloquen a nuestra par en este reclamo, cuando su función no es la de acompañarlo sino de escucharlo y obrar en consecuencia.”
Paulette y su compañero, Matías Danna, de La Brea, coinciden en que “ningún funcionario o funcionaria del Estado tienen derecho a sumarse a una lucha que va por fuera del Estado. Hasta la (Policía) Metropolitana se sacó la foto con el cartelito, cuando sabemos que la policía reprime, no toma las denuncias de mujeres, de trans ni de travestis. Nos parece una demagogia y un oportunismo total, es el mundo del revés. Ahí lo tienen a Mauricio Macri con Violetta y toda la cuestión machista a flor de piel. ¡Ni una menos las pelotas!”
El espíritu de la calle, ese que apasiona y mete en riesgo a cada minuto, asoma en Encuentro Salvaje como una manera de obsequiar un hecho amoroso a aquellxs que caminan Buenos Aires y logran capturar algo diferente del bombardeo visual que reciben a diario. La convocatoria sumó el plus de la lectura entrelíneas, la toma de conciencia de intereses en juego que van más allá del NiUnaMenos y que apremia profundizar. “Las personas que participaron este miércoles de nuestra convocatoria son de cualquier género porque a todxs nos duele esta realidad, con gente ignorante que cree que feminismo es lo opuesto a machismo y que no tiene que ver con la igualdad. Queremos hacer hincapié en esto remarcando una concepción de no violencia como forma de vida.”
Cuando su amiga le habló de la movilización del 3 de junio, Matías supo que era el momento de involucrarse con una obra propia, de encontrarse en función de algo que los convocaba desde una intensidad diferente. “Nos parecía que teníamos que estar ahí y se sumó gente para dar la discusión en el lugar. Días después de que se lanzara la convocatoria fue muy fácil que la utilizaran desde un lugar masculino de lavar caras o desde celebridades con discursos machistas. Me incomodaba ir viendo cómo una cosa podía licuar la otra.” Esa irritación aumentó con el apoyo político a la marcha, “porque siento que si estoy con un reclamo no me interesa que vengas de un lugar de poder, sólo me interesa que lo escuches y obres en consecuencia. En definitiva, no queda claro a quién le están pidiendo que no haya ni una menos, cuando de esa agenda se tiene que encargar el Estado. Y aquí también entra otra gran deuda de la democracia: la muerte de mujeres por abortos clandestinos”.
–Sé que el problema no se resuelve con una pegatina ni con una concentración, pero tenemos que estar. Los hombres tenemos privilegios de género amparados en esta cultura, pero también debemos exigir gestos que incluyan acciones claras. Habrá que ver qué pasa de ahora en adelante, porque hay que sostener el discurso. Las movidas que surgen de las redes sociales se disparan, se instalan, se expanden muy rápido y muy rápido desaparecen. El compromiso de continuidad marcaría una diferencia.
Paulette dice que en ese cruce de lo público y lo privado, anónimo e intenso entre arengas contra los femicidios y las violencias contra las mujeres, se siente poderosa. “Unx pierde la conciencia en esos momentos en los que todxs nos cebamos, compartimos materiales, mezclamos obras y cuerpos. Por eso el nombre Encuentro Salvaje, efímero y a la vez laboratorio de unión colectiva que tiene que ver con una cuestión filosófica y de desapego, para olvidarnos por un rato de nuestros egos pero imprimiendo una energía power que genere lazos humanos fuertes y perdurables.”
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