Miércoles, 18 de febrero de 2009 | Hoy
13:07 › PABLO PODESTá
Una pareja acusada de ser la autora del crimen del policía bonaerense Aldo Garrido en un comercio de San Isidro fue detenida en la localidad bonaerense de Pablo Podestá, partido de Tres de Febrero, junto a un familiar en cuya casa se hallaron las sindicadas armas homicidas.
Fuentes policiales informaron que, al ser apresada, la pareja se hallaba junto a su pequeño hijo de 5 años en la casa de su familiar, situada en Benito Pérez Galdós al 8700.
Allí la policía practicó pasada la medianoche el allanamiento en el que, además de los arrestos, se hallaron las sindicadas armas empleadas para el crimen: un revólver calibre 32 y una pistola calibre 9 milímetros que se cree es la reglamentaria de Garrido.
La pista que manejan los investigadores es que el policía fue atacado por los dos miembros de la pareja, cada uno de los cuales empuñaba un arma, según los datos obtenidos en la pesquisa en base a testigos y al hallazgo de proyectiles de dos calibres en el cuerpo de la víctima.
La pareja detenida por el asesinato está integrada por Néstor Luque y Débora Acuña, ambos de 29 años, el primero de los cuales había salido recientemente de prisión tras purgar una condena por otro delito, añadieron los informantes.
Los investigadores tenían a Luque bajo sospecha y estaban vigilando los movimientos en su entorno cuando detectaron que la pareja se hizo llevar en remís algunos bolsos a la casa de la calle Benito Pérez Galdós, de Pablo Podestá, partido de Tres de Febrero.
Según los voceros, los detectives llegaron finalmente a dar con los sospechosos en base a indicios hallados en la escena del crimen y diversos datos aportados por testigos a la policía y al grupo de fiscales de San Isidro a cargo de la causa.
Entre ellos, dijo un investigador, se hallaron en el local de la firma "Kevingston", donde se cometió el homicidio, dos boletos de colectivo que la pareja acusada había tomado para ir hasta la zona de San Isidro.
También, según algunas fuentes, se encontró un llavero con una foto del hijo de la pareja, quien estaba presente al momento del arresto de sus padres, por lo que debió intervenir en el procedimiento un equipo especial que se encargara de la situación del niño y entregarlo a algún familiar.
El operativo estuvo a cargo de efectivos de la DDI de San Isidro y de la seccional quinta de Tres de Febrero, que prestaron colaboración por cuestiones de jurisdicción.
El policía Garrido tenía 61 años, llevaba 31 en la fuerza y era muy querido por los vecinos de San Isidro, quienes ayer asistieron a una misa en su homenaje y dieron muestras de dolor.
Esta mañana sus restos eran velados en la cochería Paraná de Maipú al 4100, en La Lucila, y a las 11 se realizará la inhumación en el cementerio de San Isidro.
Garrido fue ejecutado de cuatro balazos cuando intervino para frustrar un robo al comercio "Kevingston" situado en Chacabuco 361, a la vuelta de los tribunales de San Isidro.
El asalto era cometido por un hombre y una mujer que, al ver al policía, lo redujeron, le quitaron su arma y lo asesinaron.
Garrido estaba en edad de jubilarse, pero el lunes le habían comunicado que seguiría unos meses más en actividad, lo que lo había puesto contento ya que no deseaba aún dejar de trabajar, según contó ayer el camarista sanisidrense Luis Cayuela, quien lo conocía desde hacía años.
El jefe de la policía bonaerense, superintendente Daniel Salcedo, calificó el hecho como "brutal, salvaje y cobarde" y dijo que Garrido era un "héroe", mientras que el ministro de Seguridad provincial, Carlos Stornelli, lo ascendió de teniente a capitán post mortem.
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