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El tribunal, integrado por los jueces Carlos Rozanski, Alejandro Esmoris y Nelson Jarazo, consideró culpable a Mansilla de los delitos de "privación ilegal de la libertad, agravada por haber sido cometido bajo tormentos y en virtud de tratarse de un perseguido político, y homicidio calificado por alevosía, todos ellos en concurso real".

Sin embargo, con la disidencia de Rozanski, el tribunal dispuso que Mansilla continúe gozando del beneficio del "arresto domiciliario", lo que ahogó las voces de aprobación que la condena a perpetua había despertado en la sala atestada de familiares, amigos de la víctima y militantes de derechos humanos.

Seguidamente, Esmoris, presidente del Tribunal, anunció que Duret, sindicado como uno de los máximos responsables del operativo de detención de Labolita, resultaba absuelto por mayoría, también con Rosanski en disidencia, y que se ordenaba "su inmediata libertad".

El abogado querellante, César Sivo, afirmó que "una sentencia tan crítica nos conmociona (...). Era obvio que el resultado tenía que ser condenatorio para los dos. Duret no era un personaje secundario en el caso, era el dueño de Las Flores, y su declaración fue un quiebre para nosotros porque se hace cargo de un montón de cosas y muestra quién era él".

El abogado de la familia Labolita añadió que descontaba que los dos represores serían condeandos, ya que "no hubo elementos que pudieran generar dudas" y estimó que apelará la sentencia, una vez que se conozcan los fundamentos, a la vez que calificó de "burla" mantener el arresto domiciliario para Mansilla.

Carlos Labolita, militante de la Juventud Universitaria Peronista, fue secuestrado el 25 de abril de 1976 en la ciudad bonaerense de Las Flores, a los 24 años, un mes después de que fuerra detenido su padre, Carlos Orlando, quien permaneció en prisión hasta 1980.