Martes, 14 de diciembre de 2010 | Hoy
13:07 › SEGUIRá GOBERNANDO
El primer ministro italiano consiguió el voto de confianza en la Cámara de Diputados por sólo tres votos, con lo que evitó unas eventuales elecciones anticipadas. Algunas horas antes, Berlusconi había ganado una votación similar en el Senado. En las afueras del Parlamento se produjeron enfrentamientos entre la policía y manifestantes.
El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, ganó dos votaciones en el Parlamento sobre su continuidad en el cargo, pero quedó con una mayoría tan exigua que pone en duda su capacidad de gobernar y no aleja el fantasma de parálisis legislativa y adelantamiento de las elecciones.
Las votaciones se realizaron en medio de un clima de gran tensión fuera del Parlamento, donde la policía chocó con manifestantes que arrojaron petardos, huevos y bombas de pintura al Senado y el Ministerio de Economía, y dentro de la Cámara baja, donde legisladores forcejearon, se empujaron e intentaron golpearse.
El resultado reforzó la reputación de Berlusconi de ser uno de los grandes sobrevivientes de la política italiana, pero no terminó con la incertidumbre sobre la gobernabilidad que precisamente había motivado la convocatoria de las votaciones, en medio de desafíos económicos y de la crisis financiera en la eurozona.
En la más reñida y dramática de las votaciones, Berlusconi y sus aliados superaron una moción de censura en la Cámara de Diputados por apenas tres votos, en una agitada sesión que debió ser interrumpida cuando legisladores intentaron agredirse luego de que una diputada rompiera con su bloque y votara a favor del premier. Más temprano, el jefe de gobierno ganó, como se esperaba, una moción de confianza que el propio oficialismo había convocado en el Senado, conciente de que en allí tiene una cómoda mayoría.
Las votaciones llegaron tras una serie de escándalos sexuales y una ruptura entre el premier y su ex aliado Gianfranco Fini que habían minado el poder político de Berlusconi y puesto en entredicho si el oficialismo contaba con la mayoría necesaria para seguir en el poder en un país con forma de gobierno parlamentaria.
El resultado constituye entonces un triunfo personal de Berlusconi sobre el hombre convertido en su enemigo número uno, quien había exigido al premier su renuncia y esperaba poder derribarlo con la moción de censura. Por contraste, Fini sufrió un serio revés en sus ambiciones de suceder a Berlusconi al frente de otro gobierno de derecha, al menos en el corto plazo, según analistas. Dos diputados de su bloque votaron por el premier y otro se abstuvo. Finalizada la votación, Fini dijo que que el resultado era "una victoria numérica" que no conlleva necesariamente "una victoria política".
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