Martes, 14 de diciembre de 2010 | Hoy
ECONOMíA › LA OIT QUIERE VOLVER A DISCUTIR SOBRE CONDICIONES DE TRABAJO
Por Tomás Lukin
El empleo decente como condición necesaria para el crecimiento y el desarrollo económico busca reinsertarse en la agenda pública internacional. Los aspectos financieros de la crisis, el tamaño de los déficit, las recetas de ajuste neoliberal encabezadas por la flexibilización laboral volvieron a apoderarse de los principales foros globales de debate, relegando la problemática del desempleo. La reunión regional de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en América, que comienza hoy en Santiago, Chile, pretende volver a revertir ese escenario. Con contrastes, las políticas de empleo, ingresos y protección social impulsadas por países como Argentina, Brasil, Ecuador, Bolivia y México marcaron un quiebre con las herramientas utilizadas en las crisis previas. Para la OIT, esa orientación permitió que los mercados de trabajo de la región atravesaran la recesión mundial en mejores condiciones que muchos países desarrollados, como España o Estados Unidos.
El informe del director general del organismo tripartito, Juan Somavía, “Década del Trabajo Decente en las Américas: 2006-2010”, destaca cómo la crisis abrió espacios para que los países de la región desarrollaran políticas diferentes de las del pasado: “Las políticas aplicadas con anterioridad consistían, básicamente, en medidas de ajuste automático y procíclicas, destinadas a restringir el gasto público y la demanda interna, desregular los mercados, reducir los estándares laborales y las condiciones de trabajo”.
En ese sentido, el especialista chileno Ricardo Ffrench Davies consideró que los países de la región pudieron enfrentar la crisis mejor que en otras ocasiones “gracias a acciones públicas enérgicas, dirigidas a corregir el entorno macroeconómico mundial. La corrección involucró operar contra el paradigma predominante de Estado pasivo y neutralidad de las políticas económicas”.
La crisis desaceleró el proceso de mejora en el nivel de empleo regional. El desempleo en América latina pasó de 7,3 por ciento en 2008 al 8,5 por ciento en el primer trimestre de 2009 y concluyó ese año en 8,1 por ciento. Ese dato equivale a 18,1 millones de trabajadores urbanos sin empleo, 2,2 millones más que en 2008. Para este año, la OIT proyecta que la desocupación en la región se situará en torno del 7,8 por ciento. El comportamiento de los países de la región no fue homogéneo. El mayor aumento del desempleo se registró en Chile (1,9 puntos porcentuales) y la única disminución se produjo en Uruguay (0,2 puntos porcentuales). En Argentina, la crisis implicó un alza del desempleo del 7,8 al 9,1 por ciento en el tercer trimestre del año pasado. Las diferentes herramientas activas desplegadas por el Gobierno, como el Repro (el subsidio estatal que permitió evitar más de 140 mil despidos) y la Asignación Universal por Hijo, y la fuerte recuperación en el nivel de actividad permitieron una rápida recuperación de los puestos de trabajo perdidos durante la crisis. La tasa de desempleo se ubica hoy en el 7,5 por ciento.
Si bien las respuestas de política fueron innovadoras respecto del pasado reciente, los mercados de trabajo latinoamericanos presentan una serie de debilidades estructurales que persisten: elevadas tasas de informalidad y precariedad, marcada heterogeneidad sectorial y fragmentación, problemas para la inserción de los jóvenes y bajos niveles de cobertura sindical (excepto en Argentina y Brasil). La OIT destaca que durante la crisis muchos países aumentaron la reglamentación pública y la iniciativa gubernamental para asegurar la continuidad de las políticas de protección del empleo y de los ingresos. No obstante, la debacle financiera global impactó sobre el aumento en el empleo asalariado formal, resultante del crecimiento de la construcción y el comercio, y limitó la mejora de los salarios reales.
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