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El policía Carlos Ocampo, el primero de los tres rehenes que debía entregar la guerrilla a la misión humanitaria, fue liberado después solo dos meses de permanecer secuestrado. El helicóptero, facilitado por Brasil para este operativo, tenía que continuar el recorrido para buscar a los otros dos rehenes, el mayor de la policía Guillermo Solórzano y el cabo del ejército Salín Sanmiguel, pero el mal clima lo impidió.

“Es un momento muy difícil para los familiares que estaban esperando sus seres queridos. Esperamos que esta misión humanitaria se pueda cumplir pronto para que ellos puedan reunirse”, dijo Christophe Beney, jefe de la delegación del Cruz Roja Internacional, que forma parte de la misión. La jornada había comenzado con retrasos también por las malas condiciones climáticas.

Esta es la última fase del proceso de entrega de rehenes, que entre los pasados 9 y 11 de febrero ya ha dejado en libertad a los concejales Marcos Baquero y Armando Acuña, así como al infante de marina Henry López. El proceso cuenta con la autorización del gobierno colombiano, que ordenó el cese de las acciones militares por 36 horas el sábado.

Además del rehén que fue liberado hoy y los dos que quedaron pendientes liberados este domingo, las FARC mantienen cautivos a otros 16 policías y militares que considera "canjeables" por sus guerrilleros presos, pero que según Córdoba podrían quedar en libertad a mediados de este año.

La posibilidad de esas liberaciones ha abierto el debate sobre la conveniencia de instaurar un diálogo con la guerrilla. Pero en una entrevista publicada este domingo por el diario español El País, el presidente Santos dijo que la decisión de la guerrilla de liberar a estos seis secuestrados es insuficiente.

Por su parte, en una entrevista con el diario El Tiempo, la ex legisladora aseguró que si el presidente Juan Manuel Santos la autoriza, está dispuesta a entrar en contactos con las guerrillas de las FARC y del ELN para buscar un proceso de paz que termine con casi cinco décadas de conflicto.

"Lo único que quiero es que el presidente me autorice para poder hablar con las guerrillas. Si lo hace, le aseguro que hay resultados. Si eso pasa, lo haré con muchísima prudencia, como hasta ahora. Mi tarea es no dejar que nadie se pare de la mesa de diálogo hasta que no se llegue al final", dijo Córdoba.