De acuerdo con el acta firmada durante la jornada, el Reino Unido traspasó al Parlamento regional escocés de manera temporal el derecho a convocar un referéndum, algo que Edimburgo no puede hacer según sus atribuciones actuales. "Es un día histórico para Escocia", comentó Salmond, cuyo Partido Nacionalista Escocés, proindependentista, tiene mayoría en el Parlamento regional de Edimburgo. "Ganaremos destacando una visión positiva", agregó tras la firma.

Cameron, por su parte, apuntó que lucharía "apasionadamente" para mantener el conjunto del Reino Unido. "Debemos mantener la familia unida", aseguró. Pese a su claro favor a la unión, el jefe de gobierno británico destacó que su país respetará la voluntad de los escoceses. "Yo quiero ser el primer ministro que mantenga unido el Reino Unido. (...) Ahora depende de la población de Escocia tomar esa histórica decisión", apuntó Cameron.

El hecho de que los escoceses no puedan pronunciarse sobre otras alternativas sino sólo elegir si declararse a favor o en contra de la independencia es considerado un gran logro del gobierno de Westminster, que teme que el referéndum, si respaldara por mayoría una independencia, dispare una ola de divisiones que haga desaparecer el Reino Unido en su actual formación política y geográfica. Por el otro lado, si Salmond falla en su liderazgo por la independencia, la pregunta seguramente se verá destinada a su ocaso político e incluso podría significar el fin del Partido Nacionalista local como principal fuerza escocesa.

Según recientes encuestas, entre el 28 y 32 por ciento del electorado escocés respalda la independencia.