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Un nuevo aniversario del atentado a la Embajada de Israel reunió en la esquina de Arroyo y Suipacha de la Ciudad de Buenos Aires a sobrevivientes, familiares de las víctimas, a las embajadoras de Estados Unidos, Vilma Martínez, y de Israel, Dorit Shavit, al titular de la AMIA, Guillermo Borger, al vicepresidente de la DAIA, Aldo Wolff, y a la la vicejefa del Gobierno porteño, María Eugenia Vidal, entre otros.

El subsecretario general de la Cancillería israelí, Ran Curiel, quien en 1992 cumplía funciones diplomáticas en la embajada de Buenos Aires, expresó que "argentinos e israelíes se convirtieron hace 21 años en socios del destino en una dimensión de sangre, que se sumó a las relaciones de amistad histórica entre ambos pueblos". Más adelante denunció que "Irán continúa violando los derechos humanos básicos de forma sistemática, contradiciendo las normas internacionales", y agregó que Teherán "nunca rechazó ni rechaza ahora el uso del terror", mientras crea "armas de destrucción masiva".

Curiel añadió que "la lucha contra el terrorismo es común a toda la comunidad internacional, libre y democrática", y advirtió que "el gobierno y el pueblo de Israel no olvidarán este cruel delito", tras recordar que fue "la única embajada de Israel atacada alguna vez en su historia. Israel no descansará ni permanecerá en silencio", insistió.

Vidal, por su parte, expresó que el atentado es "una huella dolorosa para todos" y pidió "recordar, pero no para quedar preso del pasado sino para que haya verdad y justicia y para que algo tan cruel no nos pase nunca más".

A su vez, Shavit aseguró que "nuestros pueblos argentinos e israelíes han quedado marcados por los actos de terrorismo, pero estas cicatrices no desaparecen, sino que recuerdan el valor de la vida, de la familia". Afirmó que en el mundo "hay quienes todavía creen en las formas de terrorismo: Irán, Hezbolah y Hamas, que están involucradas en forma directa en crímenes de lesa humanidad a escala global".