Castillo agregó que "no sólo muere la gente de bien, los chicos de hambre, los hombres que uno admira. Los miserables también. No me atrevería a decir que esto me pone contento. Alegrarse es un sentimiento tan bajo, ese tipo de odio, de resentimiento, no lo puedo sentir. Estoy en contra de aquellos que se alegraban y saltaban de un modo muy lamentable con la muerte de Pinochet, porque debió haber vivido más tiempo para ser juzgado y encarcelado", opinó.

Al ser consultado acerca de cómo se enteró de la noticia, Castillo contó que "esta mañana me levanté para hacer una corrección de un texto, prendí la televisión y vi la fotografía y debajo decía que había muerto. Te confieso que lo cambié en el acto, lo saqué de mi realidad, no me interesaron los detalles. Cuando vi su cara, me vinieron a la mente los muertos de la dictadura, esa época, sin dudas, la más triste que vivió este país".

"Pertenece a la mala historia argentina -hilvanó-, más no puedo decir, las consideraciones ideológicas y políticas ya las hice, incluso en la época de la dictadura, cuando yo publicaba El ornitorrinco", concluyó el autor de "Las otras puertas", "El que tiene sed" y "Crónica de un iniciado".