Viernes, 7 de febrero de 2014 | Hoy
19:23 › LA CEREMONIA FUE VISTA POR 3000 MILLONES DE PERSONAS
Con un homenaje a su historia y a su cultura, un espectáculo de fuegos artificiales y mucho frío, Rusia dejó inaugurados los Juegos de Sochi, en el estadio Fisht, a orillas del Mar Negro. El relevo de la antorcha llegó después de 65.000 kilómetros de viaje.
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, acompañado en el palco por los líderes mundiales que aceptaron la invitación, señaló a las 22,27 hora local "Declaro inaugurados los XXII Juegos Olímpicos de Invierno". El relevo de la antorcha llegó después de 65.000 kilómetros de viaje. El fuego fue pasando por las manos de varias leyendas rusas del deporte: la tenista rusa Maria Sharapova se lo cedió a la atleta Yelena Isinbayeva, ésta al exluchador Alexander Karelin y él lo dejó en manos de la exgimnasta Alina Kabaeva. La llama encendió el pebetero finalmente con la ayuda de la expatinadora artística Irina Rodnina y del exjugador de hockey sobre hielo Vladislav Tretiak, ambos tres veces campeones olímpicos en representación de la extinta Unión Soviética.
Con algunos asientos vacíos en el estadio y con muchos otros ocupados por voluntarios, una música electrónica rusa algo estridente dio paso a la ceremonia, que comenzó a las 20,14 con el termómetro rozando la temperatura de congelación del agua y después de casi diez minutos de silencio sepulcral en las gradas, igual de frías casi que el mercurio.
Nadie se desprendió de sus abrigos durante las dos horas y media de espectáculo que arrancó con una explicación del alfabeto cirílico entre humo y con luces apagadas y que siguió con unos prados flotantes entrando por uno de los fondos del estadio tras los primeros fuegos artificiales, un total de casi cinco toneladas de artefactos pirotécnicos.
Rusia mostró las cartas que se guardaba en la manga para sorprender al mundo después de que las relaciones internacionales quedaron marcadas por la polémica ley "anti-gay" que rige en el país más grande del mundo. Un bandera humana con los colores rojo, blanco y azul ondeó literalmente dentro del estadio antes del desfile de los atletas.
Mientras algunos de los deportistas de los 87 Comités Olímpicos Nacionales más los atletas de India, que competirán bajo bandera olímpica por una sanción del COI, recibieron un caluroso aplauso, otros se tuvieron que conformar con la música "disco" y los saludos de los voluntarios.
La apoteosis llegó con la entrada de la delegación rusa. Por un momento se olvidaron los 50.000 millones de dólares invertidos, la ley "anti-gay", los asientos vacíos en el Fisht o la amenaza terrorista que escaló durante la jornada un peldaño más con el supuesto intento de secuestro de un avión con destino a Sochi. La música se paró un segundo, los espectadores se pusieron de pie y el estadio estalló en aplausos y júbilo para recibir a la delegación que aspira a devolverle a Putin algo de oro en forma de medallas.
Los atletas rusos tomaron asiento con la canción "Harder, better, faster, stronger" (Más duro, mejor, más rápido y más fuerte) de Daft Punk. Apoyado en la "más alta sofisticación que permite la técnica moderna", como prometió el jefe del comité organizador, Dmitri Chernyshenko, el equipo de Konstantin Ernst, director creativo de la gala llamada "Sueños de Rusia", asombró con la función que comenzó a continuación, un viaje del pasado al presente llegando a una galaxia de atletas en el cielo y visitando todos los rincones del país.
Barcos, ejércitos, las conquistas del zar ruso Pedro "el grande", mucha música clásica, ballet, muñecos y elementos típicos del folclore ruso, más una representación de "Guerra y Paz", de León Tólstoi: había lugar para todo. Incluso para inmortalizar la revolución industrial con una coreografía de ambiente comunista, quizá el momento más emotivo. Las luces rojas se adueñaron del escenario mientras trabajadores construían con martillos, sopletes y carretillas los cimientos del régimen comunista. Una hoz entró por una esquina del estadio. Un martillo hizo lo mismo desde el otro lado, el símbolo de un imperio con el que no pudo ni el poderoso ejército alemán de Adolf Hitler.
La ceremonia, en la que la soprano Anna Netrebko cantó el himno olímpico, fue vista, según los cálculos previos del COI, por 3000 millones de personas, casi la mitad de la población mundial.
Unas diez mil personas participaron en un show que costó más de 30 millones de euros y que se llevó a cabo en un estadio construido sólo para las ceremonias de apertura y clausura. Los asientos vacíos no empañaron una ceremonia llena de vida y color. "Esta noche escribimos un nuevo capítulo en la historia olímpica. Son los primeros Juegos Olímpicos de la nueva Rusia", proclamó el presidente del COI, el alemán Thomas Bach. Los Juegos de Sochi, los de Putin y los de la "nueva" Rusia ya arrancaron.
La delegación argentina, por su parte, compuesta por siete atletas, desfiló con el esquiador Cristian Simari Birkner como abanderado. Los argentinos vistieron ropa azul oscuro, camperas, pantalones largos, botas, guantes y gorros.
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