La Presidenta destacó la "calidez habitual'' con la que fue recibida por su anfitrión, y dijo que el momento más emotivo del encuentro fue el saludo entre Victoria Montenegro y Bergoglio, quien dijo que conocía ''muy bien'' su historia. Cristina recordó, entonces, que Vicky es hija de detenidos desaparecidos, y que ella misma la había conocido el 25 de febrero de 2010, en la residencia de Olivos, el día del último cumpleaños de su antecesor, Néstor Kirchner. "Sabía de su historia y se conmovió mucho. Eso me heló la sangre, sobre todo cuando ella le regaló al Papa una foto de sus padres", agregó Cristina, en el aeropuerto Ciampino, de Roma, antes de partir hacia Nueva York.

La mandataria destacó que la Argentina actuó como "un disparador" para que el debate por la reestructuración de deuda soberana llegara al seno de la Naciones Unidas, lo cual ''revela que hay un consenso internacional''.

La Presidenta recordó además que "cuando el Papa habla lo hace a través del Papa", al negar supuestas versiones acerca de su preocupación reespecto de la gobernabilidad en el país: "El Papa está muy preocupado por la situación del mundo, eso sí lo manifiesta constantemente", dejó en claro Cristina. Más adelante la Jefa de Estado aludió a la encíclica Evangelii Gaudium, en la que Francisco se refirió a la situación de los países endeudados, y dijo que "parece escrita para la Argentina, pero en realidad está escrita para muchos países".

Por otra parte, reveló que "días atrás dos comisarios, uno de la Policía Federal Argentina y otro de la bonaerense realizaron una denuncia por amenazas contra mí", por parte del Estado Islámico, aunque les quitó trascendencia al sostener que si fuera por las amenazas "debería vivir abajo de una cama, como el Papa también". "La denuncia realizada (ante la Justicia) por los dos comisarios fue a raíz de que habían aparecido amenazas del Estado Islámico contra mí persona, por la amistad con el Papa Francisco y por la posición de la existencia de los dos Estados: del Estado de Palestina y del Estado de Israel", acotó.

La Jefa de Estado ingresó a las 12,33 (7.33 hora argentina) a la residencia de Santa Marta en el Vaticano, acompañada por el embajador argentino en la Santa Sede, Juan Pablo Cafiero, y fue recibida por el prefecto de la Casa Pontificia, George Gänswein.

La comitiva oficial stuvo integrada por el canciller Héctor Timerman; el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli; el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini; el secretario de Culto, Guillermo Oliveri; el titular de la Cámara de Diputados Julián Domí­nguez; y el vicegobernador bonaerense, Gabriel Mariotto. También viajaron el senador Aní­bal Fernández; los intendentes de La Matanza y de Berazategui, Fernando Espinoza y Juan Patricio Mussi; los diputados nacionales Andrés Larroque, Eduardo "Wado" de Pedro; el diputado boanerense José Ottavis; la nieta restituida Victoria Montenegro y el dirigente radical Leandro Santoro.

Cristina entregó a Francisco un rosario de bronce y alpaca con técnica de cincelado, calado y grabado hecho por el orfebre Miguel Ángel Zeitcher, de Termas de Río Hondo; una media cúpula (escultura sonora) de la Virgen Desatanudos, realizada por Fernando Pugliese; un retrato de Evita, del artista Jorge Esteban Calvo; un retrato pop de Su Santidad, de Roberto Devorik; una caja de mieles de una cooperativa de productores chaqueños “Argenmiel”, y una imagen de la Virgen de Lujan, fileteada por Victoria Carassai.

Completaron la comitiva el exfuncionario de cancillerí­a Eduardo Valdés y la periodista y amiga personal de Bergoglio, Alicia Barrios.