Miércoles, 10 de junio de 2015 | Hoy
23:26 › LA MUERTE DEL FISCAL
Los cuatro peritos criminalistas de la Policía Federal que, por encargo de la fiscal Viviana Fein, analizaron la forma en que murió el titular de la UFI-Amia, Alberto Nisman, entregaron su informe en un documento de 100 páginas, donde convalidan la tesis del suicidio. El exjefe de la Bonaerense, Daniel Salcedo, designado por Sandra Arroyo Salgado, por el contrario, presentó sus conclusiones por separado e insistió en que se trató de un homicidio, tal como aseguró a comienzos de marzo la exmujer de Nisman.
Los cuatro peritos de la División Homicidios de la PFA que analizaron los rastros y pruebas levantadas en el departamento dieron por concluida su labor y entregaron su informe en la Fiscalía Criminal 45. Luis Olavarría, perito designado por la defensa de informático Diego Lagomarsino, rubricó el documento y le añadió un anexo de una veintena de páginas con sus propias observaciones sobre las manchas hemáticas encontradas.
Nisman, según el escrito de esos cinco de los seis peritos incorporado a la causa, se encontraba de pie, frente al espejo y solo dentro del baño donde fue hallado muerto en la noche del 18 de enero. El informe pericial hace hincapié en la proyección de la mancha de sangre hallada en la bacha del baño que, según dejan sentado, no aparecería allí si Nisman hubiera estado con una rodilla en tierra, como afirmó el perito de la querella.
Ambos informes, el de mayoría y el de la querella coinciden en un punto: la pistola Bersa calibre 22 estaba tomada con dos manos, lo que explicaría la proyección hemática. Pero a diferencia de Salcedo, quien habla de la mano de Nisman "acompañada" por la de un tercero, los expertos de la PFA, junto con Olavarría, dan por cierto que el fiscal tomó el arma con sus dos manos, en un gesto habitual en algunos suicidas.
Los cuatro peritos policiales y el de la defensa acompañaron sus conclusiones con dos datos presentes desde un primer momento, ya que surgieron de la autopsia: el primero es que el cuerpo de Nisman no presentaba ningún rastros de defensa, algo incompresible si hubiera sido llevado por la fuerza a esa situación. El otro elemento de peso es que tampoco se hallaron ni en el cuerpo ni en el lugar rastros de que hubiera sido movido, mientras que la puerta cerrada y las manchas de sangres indicarían que se desplomó por su peso contra la abertura, impidiendo la entrada o salida.
La negativa de Salcedo a rubricar un solo texto con sus colegas rompe con una norma habitual en este tipo de procedimientos periciales, donde las partes dejan sentados sus acuerdos técnicos pero también sus diferencias, a veces abismales.
De igual manera procedieron el pasado 15 de mayo los forenses Osvalo Raffo y Julio Rívolo, cuando se negaron integrar sus dictámenes a los de los otros trece peritos del Cuerpo Médico Forense, la Policia Federal y la defensa, por lo que no se descarta que en ambos casos haya sido un pedido de Arroyo Salgado -que es jueza federal- para invalidar la prueba.
De todas maneras, ambos grupos de peritos criminalistas quedaron a la espera de que la fiscal Fein los convoque a explicar algún detalle de sus conclusiones.
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