La canciller Susana Malcorra argentina afirmó ayer que le “produjo pena” que Gran Bretaña volviera a poner en marcha ejercicios militares en las Islas Malvinas y si bien aclaró que esas actividades son “una práctica que ha tenido el Reino Unido desde hace ya mucho tiempo”, remarcó que ello “no le quita seriedad y gravedad al hecho”. Malcorra se vio obligada a fijar posición sobre ese tema en Roma luego de que Mauricio Macri declinara responder al respecto.

Las fuerzas militares que los británicos tienen apostadas en Malvinas desde el fin de la guerra en 1982 realizan allí ejercicios militares desde hace tiempo. Eso llevó a que Argentina planteara el caso hasta en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

El gobierno de Macri se desayunó de que los británicos harían también este año sus ejercicios a solo un mes del cuestionado comunicado conjunto con Gran Bretaña para “remover todos los obstáculos” que limiten la economía de Malvinas y del traspié de Macri en la ONU, cuando dijo que la primera ministra Theresa May le había manifestado su disposición a empezar a discutir la cuestión de soberanía. Encima, la administración macrista se enteró del tema con un alerta que del Servicio de Hidrografía Naval, que en tono didáctico les advirtió que “las fuerzas militares inglesas que en forma ilegal ocupan el territorio argentino de las islas Malvinas han notificado que realizarán un ejercicio de armas que incluye el lanzamiento de misiles”.

Macri fue consultado sobre el asunto tras su encuentro con el papa Francisco. Curado de espanto con el blooper que tuvo en la ONU, se negó a contestar y derivó a los periodistas con Malcorra.