A García Rodríguez se le conocían en la web por su apodo de "Tasmania" entre los cybernautas. Lo acusan de hacer 'phishing', o sea hurtar las claves y contraseñas de cuentas bancarias de víctimas elegidas al azar y luego transferir su dinero a otra cuenta ficticia. Sin embargo, él negó esos cargos y, meses atrás, definió su actividad al diario Página 12: "Curioseo, investigo, me meto en lugares. Molesta que una gran corporación gaste fortunas en genios para que les armen un sistema de supuesta defensa y venga un 'pibe' sin otro recurso que su inteligencia y conocimientos y muestre que

todo es una mentira. Que no es tan seguro como dicen que es".

La resolución del magistrado rosarino sobrevino luego que el presunto 'hacker' detenido desde hace siete meses en

la delegación local de la Policía Federal, aceptara ser enviado a su país, lo cual evitó el juicio de extradición. Sobre García Rodríguez pesaban nueve pedidos de captura internacional y tres pedidos de extradición -dos de juzgados de Madrid y uno de Valladolid- por la presunta comisión de los delitos de fraude informático, estafa simple y daños.

En 2003 la Guardia Civil detuvo en España a 15 personas, entre ellos a Adrián Alexander Picú, un rumano técnico superior en informática que habría incriminado a "Tasmania" como cabecilla de la banda. Entonces los guardias civiles fueron a 'cazarle' a su departamento en Madrid pero el supuesto pirata informático ya había volado. El 30 de septiembre de 2003 cruzó el Atlántico e ingresó legalmente a Argentina.

Se instaló en Carcarañá, provincia de Santa Fe. Allí alquiló una casa modesta y montó una potente computadora. Pasaba casi dia y noche frente a la pantalla y sólo salía para ir al supermercado o al bar. Los vecinos le habían apodado con afecto "El Gordo España", pero el 28 de julio de 2004 todo Carcarañá se conmoció porque una patrulla de Interpol vino a capturarlo. Le aguardaron todo el dia en la calle y, recién al anochecer, cuando García Rodríguez iba a guardar la moto se le echaron encima. "Al suelo", gritaron y le esposaron.

"Uno no se hace 'hacker', se nace 'hacker' -definió en aquella entrevista-. Siempre fui un poco rebelde, desde los 13 años ya estaba dedicado a esto y ya estaba dando qué hablar. Por eso, a los 18 me fui a Madrid". Cansado de ser un fugitivo, ahora quiere volver a España y ver a sus padres, que viven en el pueblo andaluz de Algeciras.

Fuente: DYN