00:00 › UN DESCUBRIMIENTO CIENTíFICO CASUAL QUE CERTIFICA LA CONVIVENCIA ENTRE HUMANOS Y MEGATERIOS

No será la corvina negra...

Un pescador aficionado y un antropólogo bonaerense encontraron en el balneario de Claromecó huellas petrificadas que podrían certificar la convivencia entre seres humanos y megaterios, una suerte de oso gigante prehistórico que habitó la Argentina hasta hace 8.000 años, se informó hoy.

El hallazgo se produjo el domingo 28 de enero último, cuando Juan Carlos Abruñeyras, un odontólogo que participaba de las "24 horas de la corvina negra de Claromecó" -un tradicional concurso de pesca de la zona- vio una piedra en la playa con lo que parecían huellas de un pie humano.

El hombre avisó a la radio local y luego a la Secretaría de Turismo de Tres Arroyos, y desde allí se contactaron con el antropólogo de la Universidad Nacional del Centro, Miguel Mugueta, quien hizo los primeros trabajos de campo en el lugar del hallazgo y evaluó que los rastros tienen una antigüedad aproximada de 8.000 años.

"Lo interesante -explicó Mugueta- es que junto a las tres pisadas de un niño que se pueden ver en la roca hay una huella de megaterio", un antepasado gigante del oso moderno que habitó la región pampeana y el norte de la Patagonia desde hace 1 millón y medio de años y se extinguió hace 8.000 años.

El hallazgo, según relató Abruñeyras, fue un producto de la más completa casualidad.

"Yo estaba tirando la caña y me lastimé un pie con una piedra. Por eso empecé a alejarme del mar mirando con mucho cuidado adonde pisaba, y ahí ví lo que me pareció una huella humana impresa en una piedra", contó.

"Como soy odontólogo, tengo conocimientos de anatomía y entonces no dudé de que era un pie humano. Le pregunté a otros pescadores y encontré una huella más, con lo cual fui a la radio a pedir que se acercara un especialista en el tema", explicó el hombre, vecino de Glew.

"Mi idea siempre fue que este hallazgo no es para mí, sino que es patrimonio de todos, por eso pedí que viniera a verlo alguien que supiera, y ellos me contactaron con Mugueta", relató.

Juntos, el odontólogo y el antropólogo fueron al lugar donde están los rastros -a 12 kilómetros de Claromecó- y allí Mugueta encontró una tercera pisada humana, certificó que habrían pertenecido a un niño y detectó una huella de megaterio de 60 centímetros de largo.

"Las pisadas del megaterio -que medía unos cuatro metros de altura- están a diez centímetros de las del niño. Eso nunca antes se había encontrado", explicó Mugueta.

La convivencia entre megaterios y los humanos que habitaban lo que hoy es el territorio argentino fue una de las principales tesis que expuso en el siglo XIX el científico Florentino Ameghino.

Mugueta aseguró que este hallazgo da fuerza a la idea de Ameghino, quien sostuvo que América del Sur está habitada desde hace varios miles de años y que sus primitivos pobladores convivieron con los mamíferos del Pleistoceno tardío como el megaterio, un antepasado del perezoso moderno.

El paleontólogo Fernando Novas, investigador del CONICET y del Museo Argentino de Ciencias Naturales "Bernardino Rivadavia", había explicado con anterioridad que los megaterios "están emparentados con animales modernos como el oso hormiguero o el perezoso arborícora" y eran de alimentación herbívora.

Se estima que muchos miles de estos ejemplares fueron cazados por las tribus nómades que formaban los primeros habitantes humanos de la región, de la etnia tehuelche, que aprovechaban su cuero peludo y abundantes carnes.

Fuente: Télam

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