Jueves, 22 de marzo de 2007 | Hoy
00:00 › EL CUESTIONADO PRELADO MILITAR YA ENVIó SU DIMISION AL VATICANO
Monseñor Antonio Baseotto ya envió su renuncia como obispo castrense a la Santa Sede, informaron hoy fuentes eclesiásticas. El cura, que el presidente Néstor Kirchner quiso echar en marzo de 2005 por expresar que el ministro de salud merecía "que lo tiren al mar" debido a sus posiciones contra la penalización del aborto y en favor de los anticonceptivos, es también defensor de las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura.
El anuncio tanto del nuevo prelado militar como de la aceptación de la dimisión puede formalizarse -anticiparon las mismas fuentes- el próximo 4 de abril, cuando Baseotto cumpla los 75 años que establece como límite de edad el Código de Derecho Canónico para cumplir gestiones pastorales.
Un cambio esperado en la Casa Rosada, que sin embargo se evalúa como un fracaso, ya que la idea original era que el Vaticano desplazara hace dos años al obispo castrense y nombrara otro en su lugar.
La postergación, que generó tensiones con el Episcopado, se produjo porque la Santa Sede consideró que Kirchner actuó en forma unilateral al exigir un nuevo obispo, cuestión de exclusiva competencia del Papa, y hasta -según advirtió entonces el vocero de la Santa Sede, Joaquín Navarro-Valls- pudo poner en juego la libertad religiosa en el país.
Todavía no hay un candidato firme a la sede eclesiástica castrense pero la terna elevada a Roma por el nuncio apostólico, monseñor Adriano Bernardi, tendría a priori -trascendió- la venia del gobierno.
Tal la misión de seguimiento que Kirchner encomendó al embajador argentino ante la Santa Sede, Carlos Custer, quien hace un mes estuvo en Buenos Aires para coordinar "aspectos de la designación" con referentes de la Cancillería, la Secretaría de Culto, y el Episcopado.
Los candidatos para suceder a monseñor Baseotto -según fuentes oficiosas- son los obispos Rubén Frassia (Avellaneda-Lanús) y Carlos Malfa (Chascomús), y un tercero que se mantiene "en reserva", aunque podría ser el propio vicepresidente segundo del Episcopado, monseñor Agustín Radrizzani (Lomas de Zamora).
Desde febrero de 2005, cuando Baseotto apeló a una alegoría evangélica -que habla de tirar al mar a quienes escandalicen a los niños- para criticar la política sanitaria oficial, el gobierno y el Vaticano analizaron al menos tres opciones para que el obispo se vaya anticipadamente a cuarteles de invierno.
En todos los casos, chocaron con la letra fina del Código de Derecho Canónico y el Concordato que estable las relaciones bilaterales desde 1957.
La Casa Rosada rechazó en setiembre de 2006 un ofrecimiento de la Santa Sede para nombrar un coadjutor con derecho a suceder a Baseotto recién cuando renuncie. Primó entonces la negativa de Cristina Fernández de Kirchner, que opinó que el caso exigía tener un obispo con plenas facultades y no que sólo acompañe al prelado cuestionado.
Tampoco prosperó la idea de cerrar el obispado castrense o darle otro marco jurídico a las capellanías militares, al permitir el ingreso a los cuarteles de rabinos y pastores evangélicos.
Y mucho menos, la propuesta de un reemplazo inmediato del obispo como pretendía Kirchner.
Fuente: DyN
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