El contingente, integrado por un centenar de educadores que coordinan la marcha, llegó con tres horas de demora por el desperfecto de uno de los siete ómnibus que transportan a los niños desde Puerto Iguazú hasta Capital Federal, con el apoyo de organizaciones sociales y sindicales.

En Corrientes fueron recibidos por el secretario general de la Central de Trabajadores Argentinos, Feliciano Romero, y por el subsecretario de Derechos Humanos de la provincia, Pablo Vassel, quienes se sumaron al encuentro con niños empobrecidos de los asentamientos de la periferia correntina.

"Venimos a pedir que nos escuchen porque hay hambre un país con muchas riquezas y en el que no deberían faltar alimentos en ningún hogar", expresó una niña tucumana de 11 años que dialogó con la prensa al término de la recorrida por la principales arterias de esta capital.

Romero, de la CTA, destacó "la buena organización de la marcha", que se desplazó por la ciudad con coordinación de los educadores y mediante sogas extendidas a ambos costados de las calles para frenar el tránsito sin que los manifestantes corrieran riesgos.

Los niños almorzaron junto a la carpa que los gremios de la Multisectorial de Estatales mantienen instalada desde hace una semana frente a la Legislatura provincial, en demanda de cláusulas que garanticen una distribución equitativa de los recursos.

El reclamo local está dirigido a la Convención Constituyente que sesiona desde hace dos meses en pos de una actualización de la Carta Magna local, consignas a las que adhirió la Marcha de los Chicos del Pueblo.

Después del almuerzo, los siete micros en los que viajan los jóvenes manifestantes partieron hacia la ciudad de Resistencia, a 20 kilómetros de esta capital.

Allí los esperaron miembros de la Unión de Trabajadores de la Educación (Utre) y del diario cooperativo El Diario de la Región, una empresa recuperada por sus empleados que participa de la organización de esta caravana contra el hambre.