En el lugar trabajaron cuatro dotaciones de bomberos, que lograron controlar un principio de incendio causado por los estallidos y que generó conmoción en la comunidad educativa.

En noviembre de 2005, una fuerte explosión en un horno incinerador del área de patología de la Facultad de Agronomía y Veterinaria causó heridas leves a tres personas y enormes destrozos.

Esta vez el siniestro se originó en la planta piloto de la Facultad de Ingeniería, situada junto a una guardería para hijos de docentes y alumnos, que fue rápidamente evacuada.

De los diez heridos con quemaduras, entre los que había docentes y estudiantes, nueve fueron internados en el Nuevo Hospital de Río Cuarto y el restante en la Clínica del Sur.

Fuentes del hospital pública indicaron que de esas nueve personas, los médicos decidieron derivar a cinco al Instituto del Quemado de Córdoba, de los cuales tres se encontrarían en grave estado.

El resto de los heridos presentaban cuadros leves de quemaduras o principio de asfixia a causa del humo y fueron atendidos en la Dirección de Salud de la UNRC, situada sobre la ruta 36, a 230 kilómetros al sur de la capital cordobesa.

El rector Oscar Spada dijo que pasado el mediodía se desconocía todavía qué había ocurrido pero pidió "tranquilidad" al alumnado y aseguró que ya se han tomado resguardos debido a que se cortó la luz y el gas en la Universidad.

Asimismo, el directivo informó que de inmediato dispuso el asueto para toda la universidad.

Las explosiones causaron temor entre los estudiantes y docentes, muchos de los cuales "escapaban por las ventanas", contó un testigo. Aparentemente, se habrían producido entre 9 y 12 detonaciones.

Otro testigo que se encontraba dentro del laboratorio aseguró a la prensa que en el laboratorio había entre 12 y 15 "tachos de hexano desde hace 20 días".

"Uno de los tambores, de unos 200 litros, se rompe cuando lo levantan con una grúa, y se cae. Se derrama y, como es altamente volátil e inflamable, comienza la explosión en cadena", explicó.

En el caso intervino la Justicia Federal, ordenó el inicio de una investigación.

"Por suerte estaba la puerta grande abierta y muchos salieron por ahí", destacó por su parte, el investigador de microbiología Dean Fernández, quien trabaja en la otra punta del galpón donde ocurrió el siniestro.

En tanto, las autoridades de la Facultad dijeron que no estaba autorizado el depósito de hexano.

Por su parte, Javier de Olmos, jefe de Bomberos de Río Cuarto, sostuvo que la explosión destruyó gran parte del lugar donde trabajaban los ingenieros químicos.

"Ha ardido todo lo que es diferentes tipos de hidrocarburos, se ha quemado un vehículo eléctrico", señaló.