"Para mí también es una sorpresa", sostuvo Marco Aurelio García, asesor para la política exterior del presidente brasileño, Lula Da Silva, al ser consultado sobre las expresiones del funcionario colombiano.

El canciller colombiano señaló que las delegaciones internacionales estuvieron "conformadas por personas que no conocen la situación colombiana ni a las FARC", lo que los llevó a "atacar al gobierno y a defender a la guerrilla".

García, quien participó junto al ex presidente argentino Néstor Kirchner del grupo de garantes que viajó en diciembre a la ciudad colombiana de Villavicencio, reaccionó de la misma forma que la Cancillería argentina, que anoche manifestó su "asombro y sorpresa" por las críticas de Araújo.

"Nosotros fuimos invitados a ir Colombia como resultado de un acuerdo que se estableció entre el gobierno de Venezuela y el de Colombia", explicó el funcionario de Lula en declaraciones a Radio América.

En ese sentido destacó que tanto él como Kirchner y el resto de los garantes "siempre fuimos absolutamente respetuosos de la soberanía de Colombia, tratando de no omitir ningún juicio sobre las particularidades de la negociación".

Además, volvió a defender el rol de los veedores, al afirmar que "no cree" que las negociaciones con la guerrilla "hayan fracasado por la presencia de los garantes" y que "si la cosa no marchó fue porque las FARC no entregaron las coordenadas".

García evitó entrar en la polémica y afirmó que la misma "no es buena, incluso, para que podamos preservar nuestra función para otra eventualidad".

"Creemos que si resultaba lo de los rehenes, eso tendría sin duda alguna un efecto positivo sobre una ampliación de acuerdos humanitarios. Ojalá, incluso en un futuro, la vuelta de la paz a Colombia", finalizó el asesor de Lula.

La operación de liberación había sido planificada por el presidente venezolano, Hugo Chávez, que llamó para eso a delegados de siete países, pero las FARC abortaron la operación con el argumento de que había en la zona maniobras militares que ponían en riesgo la liberación.

Las FARC habían anunciado su voluntad de liberar a los tres rehenes "como gesto de desagravio" al presidente Chávez y a la senadora colombiana Piedad Córdoba, separados de las gestiones para un canje humanitario por el mandatario Alvaro Uribe, que las había autorizado un mes antes.

El propio Uribe aseguró, el 31 de diciembre, que las FARC no liberaban a los cautivos porque no tenían al pequeño Emmanuel, hijo de una de las cautivas, y que éste se encontraba bajo la protección de un organismo gubernamental desde 2005.