Marzo de 1975. Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA. Empezaba el primer cuatrimestre. Era el inicio de mi cuarto año de la Licenciatura en Ciencias Matemáticas. Yo iba a cursar una de las materias que más había esperado, Complementos de álgebra y topología, Topología, para los “amigos”. Es la materia en la que se demuestra, por ejemplo, que una cámara de rueda de auto no puede deformarse hasta convertirse en una pelota; para hacerlo, habrá que usar tijeras y pegamento. Nos enteramos de que el jefe de trabajos prácticos iba a ser un tal Adrián Paenza, del que nunca habíamos oído hablar. Mis compañeros no lo conocían, pero yo, hincha de River, lo conocía como periodista deportivo, luego de estar, durante 18 años, sufriendo las vicisitudes de mi querido club. Resultaba impactante que un periodista deportivo, de 25 años, iba a ser el JTP de una de las materias más esperadas. En esa época, yo nunca había podido asistir a las clases teóricas, que se daban a la mañana, por eso, para mí, resultaba fundamental la calidad de los docentes de las clases prácticas a las que podía asistir. Obviamente, mis compañeros y yo íbamos a poner a prueba su capacidad. Le debe haber bastado no más de una hora de exposición para que me haya impactado de tal manera que cuando comencé a ejercer la docencia traté de emularlo, algunas veces con éxito. Parafraseando a León Gieco, quise ser un “Salieri” de él. Aprobé con Adrián Paenza los trabajos prácticos. El 5 de agosto de 1975 aprobé el final de la materia. El 14 de agosto de 1975, luego de 18 años, River salió campeón, para mí, por primera vez. En agosto de 1975 fui nombrado ayudante de segunda, comencé a ejercer la docencia y abandoné mi trabajo como electrotécnico. Ejercí la docencia en la FCEyN durante doce años.

Me causa una enorme felicidad que Adrián Paenza hay sido reconocido internacionalmente como un “maestro” de las matemáticas.

Alberto Berbeglia
DNI 8.632.275