En una reciente solicitada y bajo el título “Una cuestión de vida o muerte”, la Conferencia Episcopal Argentina ataca el derecho al aborto diciendo, entre otras cosas: “Seguramente muchos de ustedes han visto la película en la que se ha filmado un aborto (El grito silencioso). La técnica nos permite apreciar que no hay ninguna diferencia entre destrozar el cráneo de esa pequeña criatura ya gestada o cometer el homicidio de un niño que camina por la calle”.

La película invocada, de 26 minutos de duración, fue una patraña seudocientífica del obstetra estadounidense Bernard Nathanson, presentada como la filmación directa de un aborto y distribuida en 1985 por American Portrait Films de California. En nuestro medio, la Asociación Pro Vida la hizo difundir en las escuelas secundarias y logró que Canal 13 la emitiera el 1º de noviembre de ese mismo año. Pero el Colegio de Obstetras y Ginecólogos de Estados Unidos hizo examinar El grito silencioso por un comité de expertos que terminaron desenmascarando las falsedades y trucos fotográficos de Nathanson: que un feto de doce semanas siente dolor, que entra en pánico haciendo movimientos voluntarios para escapar a los instrumentos quirúrgicos, que desde las seis semanas existen ondas cerebrales, y otras. Porque en esa etapa: 1º) el desarrollo del cerebro y del sistema nervioso es incipiente, y sin corteza cerebral los impulsos de dolor no pueden ser recibidos; 2º) todo movimiento es reflejo y sin propósito (la película fue acelerada para fingir que el feto se agitaba con alarma), y 3º) las ondas cerebrales propiamente dichas surgen recién en el último trimestre de embarazo. En cuanto al modelo fetal que Nathanson mostraba en su mano, era mucho más grande que uno de doce semanas.

Tal es el fraudulento engendro que la Iglesia Católica resucita al satanizar a quienes defienden el derecho al aborto.

Alberto De Renzis

Miembro de la Mesa Directiva del Movimiento Contra el Racismo, la Xenofobia y la Discriminación