Miércoles, 23 de diciembre de 2015 | Hoy
CIENCIA › LA PRIMERA COMPETENCIA EN BIOLOGíA SINTéTICA DE LA REGIóN
Organizada por investigadores de la UBA y del Conicet, la propuesta busca fomentar el vínculo científico y fortalecer esta rama interdisciplinaria. Participan universidades de Argentina, México, Colombia y Brasil. La entrega de premios será en abril del 2016.
Por Nicolás Camargo Lescano *
Primero fueron a probar suerte en la competencia internacional de biología sintética (algo así como un mundial, pero de ciencia) que se organizaba en Boston. En 2012 obtuvieron una medalla de bronce y en 2013 se quedaron con la de oro. Fue entonces cuando la “lamparita” se prendió en la mente de los investigadores argentinos: “¿Por qué depender de una convocatoria extranjera cuando tenemos los recursos humanos para organizarla nosotros?”
Así nació Tecnox (tecnox. org.ar), la primera competencia en biología sintética organizada por la Argentina y que ya cuenta con la participación de universidades locales, de México, de Colombia y de Brasil. Los impulsores fueron los doctores en Química e investigadores del Conicet Alejandro Nadra e Ignacio Sánchez, quienes habían liderado el equipo de trabajo argentino en estas competencias internacionales organizadas por la fundación IGEM (International Genetically Engineered Machine).
La biología sintética es una rama interdisciplinar que permite diseñar máquinas biológicas con alguna función en particular. Los proyectos que se proponen en Tecnox deben apuntar a resolver una problemática social en particular, aspecto que formará parte de la evaluación. Así, el equipo de Colombia buscará hacer un detector de minas antipersonas, por el conflicto que tuvo ese país durante muchos años en las zonas rurales, mientras que uno de los equipos mexicanos busca una forma fácil de biodegradación de plásticos.
Entre las ideas locales se cuenta un detector de glifosato económico y de fácil uso, un artefacto que detecte contaminantes como el plomo y un sensor de la bacteria que produce el síndrome urémico hemolítico. Este último ya tiene una campaña de financiamiento colectivo en la plataforma idea.me.
“En lo posible intentamos promover la responsabilidad que tenemos los científicos para involucrarnos en el contexto en el que estamos. Es decir, estar atentos a qué herramientas tenemos para mejorar nuestro entorno”, subraya Nadra, quien, junto a Sánchez, es coordinador general del proyecto e investigador en el Departamento de Química Biológica en la Facultad de Exactas y Naturales de la UBA.
El evento de cierre y la entrega de premios serán, justamente, en esta facultad en abril de 2016, donde se reconocerán los proyectos en rubros como la mejor comunicación pública de la ciencia, compromiso social, proyecto innovador y mejor producción interdisciplinaria, entre otros.
En la competencia en Boston de 2013, Nadra y su equipo habían presentado un equipo económico capaz de identificar arsénico en el agua a partir de la inclusión de bacterias no patógenas y genéticamente modificadas. El proyecto fue reconocido como el mejor modelo teórico y además les valió una mención en los premios Innovar 2014.
Además de la biología sintética, la competencia convocó proyectos de robótica y de Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs), en tanto que los coordinadores esperan incluir más disciplinas para los próximos años. “Queremos sumar a la nanotecnología, a las impresoras 3D y a otros grupos. Esencialmente, se trata de formar una red de investigadores con visión innovadora y con ganas de crear y fomentar el concepto de comunidad. La competencia en sí es una excusa”, subrayan.
Una de las decisiones que buscó incentivar el diálogo interdisciplinario fue la introducción de cursos de formación en diversas temáticas, para que los participantes puedan sumar herramientas en sus proyectos. “Invitamos a expertos y gente destacada para que nos enseñe cómo se hace una aplicación, cómo usar mejor nuestro tiempo, cómo comunicar la ciencia o a de- sarrollar el pensamiento visual, aspectos que nos parecen valiosos”, indica el investigador.
Entre los objetivos y desafíos de los impulsores del proyecto está la consolidación de Tecnox en la región, por lo que no se descarta la posibilidad de que la sede vaya alternando en los distintos países latinoamericanos. Además, los coordinadores creen que se podría fortalecer el vínculo con la industria.
“La articulación entre la academia y el sector productivo no suele ser fácil”, aclara Nadra, aunque no se desanima. “Tal vez este proyecto sea una invitación a las cámaras, a las empresas y a la industria para que vean qué potencial tienen este tipo de herramientas y podamos ayudar a la sociedad”, concluye.
* Agencia CTyS (UNLaM).
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