Este país, por suerte, recurre últimamente a la memoria como forma de mantener vigente su historia reciente. Aquellos obstinados en despreciarla (o ignorarla) eluden en forma elegante la culpa porque, canallescamente, son incapaces de reparar que durante años han pensado únicamente en sí mismos.
La foto, cruel, burlesca, doliente, de Menem-Cavallo nos propone a los hombres de buena voluntad descartar, del mismo modo que los canallas, la memoria histórica, pero con una salvedad y una propuesta: si al momento en que ocurre la historia somos capaces de advertir las inequidades de nuestros gobernantes como, lamentablemente, no ocurrió en los ’90, nos impedirá luego retroceder en el tiempo y debatir, en tiempo presente, aquellos errores que el poder intenta disimular.
Héctor Jacobo
DNI Nº 13.484.307