CULTURA › LA MODERNIDAD DE UN CLASICO

El caballero Don Quijote de bolsillo

Una edición popular de la novela de Cervantes fue presentada en el Congreso.

Por K. M. y S. F.

El primer día del Congreso Internacional de Lengua sirvió de marco para la presentación oficial de la edición popular de Don Quijote de la Mancha, editada por la Real Academia Española (RAE) y la Asociación de Academias de la Lengua Española con motivo del cuarto centenario de la publicación de la obra de Miguel de Cervantes Saavedra. El director de la RAE, Víctor García de la Concha, fue el encargado de la presentación de la edición que anunció como “una utopía y un milagro hechos realidad”, tras lo cual expuso sobre el tema el ex presidente de Colombia, Belisario Betancur, presentado por De la Concha como “algo más que un ex presidente, un gran humanista y un gran cervantino”. Este Quijote popular, publicado por Alfaguara y en venta en la Argentina desde ayer a un precio de veinticinco pesos, es una muy completa edición de 1360 páginas impresas en papel semibiblia, con un extenso prólogo en el que Mario Vargas Llosa argumenta por qué El Quijote es la novela para el siglo XXI y por dónde pasa su modernidad. Además, hay estudios de Francisco Ayala y Martín de Riquer, introducciones a la lengua de Cervantes a cargo de diversos estudiosos y un glosario de siete mil entradas de palabras, locuciones, proverbios y refranes propios de la obra cervantina. Se imprimieron un millón de ejemplares en Madrid, México y Brasil, y el plan editorial prevé que una parte de las ventas sea destinada a las Academias de la Lengua Española de cada país.
Durante la presentación, De la Concha relató la historia del libro de “el caballero de la triste figura” desde que terminó de imprimirse su primera parte, en vísperas de la Navidad de 1604 y se encuadernaron los primeros ejemplares con pie de imprenta en 1605, por cuenta del librero y editor Francisco Robles –la RAE conserva uno de estos ejemplares en su biblioteca–, hasta la primera edición moderna de la obra en 1780, también conocido por la referencia de su editor, Joaquín de Ibarra. “La edición que estamos presentando hoy es rigurosa en la transcripción del texto cervantino pero como Cervantes lo haría hoy mismo”, advirtió de la Concha. “Queríamos que fuera una edición rica en notas, pero no notas que trajeran la atención sobre sí sino que sirvieran de apoyo para poder leer El Quijote. Que fuera igualmente rica en comentarios y en la información lingüística que aportara. Y que tuviera una presentación material noble, al mismo tiempo de bolsillo y de biblioteca, pero realmente popular, bien barata. Díganme ustedes si no era una utopía, si no se estaba solicitando un milagro. Pues la utopía y el milagro se han hecho realidad.”
“Como candidato presidencial me acostumbré al problema de hablar en último lugar”, comenzó, relajado, Betancur. “Siempre me pasaba lo mismo: quienes me antecedían iban tratando temas que yo había pensado para mi discurso, y al final me quedaba sin tema. Esta tarde me ha ocurrido algo similar”, bromeó. Lo que siguió, sin embargo, fue una extensa exposición rica en citas del caballero manchego. “Cada quien posee su Quijote personal. Estamos ante un manual de vida. Y hay quienes han deseado sabérselo de memoria”, señaló Betancur.
“Con los avatares de la innata tendencia humana a la hegemonía, y con un pie en la historia que demuestra que ‘el lenguaje sigue al poder’, se nos advierte sobre el peligro que a la larga correría nuestra lengua castellana, por ejemplo, frente al inglés”, alertó el ex presidente colombiano. “Hay ataques inquietantes, como el contenido de un libro supuestamente científico, relativo a las exploraciones geográficas del Renacimiento, y cuyo autor precisa que escribe en inglés porque, de hacerlo en español, su pensamiento quedaría fuera del alcance de los académicos cuyo criterio le interesa conocer. La amenaza está ahí”, admitió Betancur. “A la lengua española le queda un muy largo trecho por andar, y tiene la guía de un maravilloso protector: el Quijote. A la sombra de ese Bach prodigioso del idioma que fue, es y será Borges, es bueno recordar que en la Grecia antigua, durante el imperio de la polis, en la escuela se enseñaba a cantar a los niños canciones cuyas estrofas eran las reglas que debían cumplir para ser buenos ciudadanos.”
“En la Argentina tienen un pariente lejano del Quijote, que es Martín Fierro. Se dice que no hay sureño que no lleve en su memoria por lo menos dos versos de la leyenda del desertor glorioso. Todos los hispanohablantes habremos salvado nuestro idioma cuando hagamos eso mismo, con la fuente inagotable de dignidad y belleza humanas que nos legó ‘el caballero de la triste figura’”, concluyó Betancur.

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García de la Concha, de la RAE, muestra serio y orgulloso “su” Quijote.
 
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