CULTURA › EL CENTRO EXPERIMENTAL DEL COLON ATACA DE NUEVO

Una residencia subterránea para músicos y coreógrafos

Marcelo Delgado coordina una experiencia que reúne cuatro obras breves de danza con música compuesta especialmente.

 Por Diego Fischerman

Pablo Neruda tituló uno de sus libros Residencia en la tierra. Y debajo de la tierra, en el centro experimental que el Teatro Colón, en una magnífica metáfora, situó en su subsuelo, comenzará el ciclo en el que se mostrarán las residencias coreográficas y musicales que abrirán su temporada 2005. Desde el 25 de febrero, cuatro compositores, cuatro coreógrafos, una compañía de diez bailarines y un ensemble de siete músicos conformado especialmente para esta experiencia vienen trabajando simultáneamente. En una ciudad en la que, en materia de arte, se apoya más el consumo que la producción, la nueva apuesta del Centro Experimental del Colón significará nada menos que el estreno –este jueves– de cuatro obras breves de danza en que la música fue compuesta especialmente y en donde la relación entre ambas disciplinas se trabajó en tiempo real.
Por este centro de arte contemporáneo, que desde su creación por Sergio Renán ha sido inteligentemente sostenido por cada uno de los directores del Colón, ha pasado, en los últimos años, mucho de lo mejor y más interesante de lo sucedido en Buenos Aires en el campo escénico musical. Con un costo pequeño (toda la temporada se financia con aproximadamente lo mismo que un solo título en la sala principal), el CETC ha sido el lugar de encargo, gestación y producción de infinidad de obras, el campo de fomento de nuevos repertorios y nuevos públicos para el Colón y el territorio en el que muchos artistas hoy consagrados pudieron, literalmente, experimentar sobre las relaciones entre la música, el espacio y las acciones escénicas. Uno de ellos, el compositor Marcelo Delgado, que presentó en esa sala dos óperas –Sin voces y Anna O, ambas con libro de Elena Vinelli y dirección escénica del talentoso Emilio García Wehbi– es, esta vez, el coordinador general del proyecto de residencias. “Las parejas entre coreógrafos y compositores fueron formadas por mí teniendo en cuenta las obras de unos y otros que había visto y escuchado en las grabaciones y videos entregados por ellos”, explica el músico.”
La escenografía del espectáculo es de Gastón Joubert, el vestuario de Martín Coronel y la iluminación de Eli Sirlin. Los autores fueron seleccionados por concurso, como así también los bailarines, que surgieron de audiciones posteriores, y las duplas de compositores y coreógrafos son Patricia Martínez/Walter Cammertoni (Vértices), Marcos Franciosi/Ramiro Soñez (... Que colma tu aire y vuela), Luciano Giambastiani/Gabily Anadon (Delineado) yRaúl Lafuret Pereyra/Mariana Bellotto (Arder). “En las charlas que tuvimos con los coreógrafos sugerí la posibilidad de que incluyeran a los músicos en la escena, de que trabajaran con la interacción”, cuenta Delgado. “Una de las derivaciones fue que los músicos no tuvieran luz de atril sino que sean iluminados de la misma manera que los bailarines.”
Con funciones, además de la del estreno, el viernes 1º de abril, domingo 3, martes 5, miércoles 6, jueves 7, viernes 8, sábado 9, domingo 10, martes 12 y miércoles 13, siempre a las 20.30 salvo las de los domingos, que serán a las 17, las cuatro obras partieron, según su coordinador, de “derrumbar las barreras que con frecuencia hay entre el trabajo de coreógrafos y músicos. Yo empecé diciéndoles a los coreógrafos que ellos no sabían nada de música y a los compositores que lo ignoraban todo acerca de qué es un espectáculo escénico. Eso, por supuesto, erizó algunas pieles pero ésa era la idea. Provocar una tensión con lo que cada uno traía como bagaje”. El grupo de bailarines incluye a Lucio Baglivo, Noelia Leonzio, Pablo Castronovo, Mariana Tellechea, Gabriel Marino, Soledad Galoto, Juan Irigoyen, Eugenia
Schvartzman, Elina Rodríguez y Alina Ruiz y los músicos serán Elena Buchbinder (violín), Fabio Loverso (violoncello), Luis Orias Diz (guitarra), Daniel Serale (percusión), Sergio Catalán (flauta y piccolo), Federico Landaburu (clarinete) y Mariano Nardini (saxo alto y soprano).

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“Los músicos van iluminados como los bailarines”, dice.
 
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