Una actuación de luces apagadas tuvo el seleccionado dirigido por Diego Maradona. Porque no hizo un buen partido. Al punto de que por momentos dejó al descubierto que le falta engranaje, que todavía quedan retocar algunos detalles para que ese conjunto de individualidades sea todo un equipo consolidado. Sin embargo, entre tanta preocupación, hubo un jugador que se mostró encendido. Y que por su inteligencia, su despliegue y su personalidad logró transformarse en el mejor futbolista argentino dentro de la cancha. Fue Juan Sebastián Verón, que con su premisa de jugar sencillo intentó aportar ese toque de claridad que le faltó durante toda la tarde a Argentina. Y con muy poco lo logró.

Es cierto que no fue el mejor jugador de la cancha. Si se tiene que buscar una figura en el balance general de los noventa minutos, con seguridad sea el colombiano Fredy Guarín. Aunque también podría destacarse la solidez que mostró Mariano Andújar, que fue obligado en tres serias ocasiones y siempre respondió. Quizá se le pueda reprochar la imprecisión que mostró para jugar con los pies, pero lo cierto es que los defensores lo obligaron demasiado a rechazar de abajo.

Por eso en ese sector es donde quedará la preocupación central. Los tres defensores nunca fueron sinónimo de seguridad. Se complicaron demasiado para salir jugando, Heinze se dispersó demasiado, Demichelis tuvo que salir a cortar lejos y descompensó por momentos la defensa, y Díaz estuvo muy lento. Sólo salvó las ropas con el derechazo que le dio la victoria a Argentina. Pero nada más. Por ello Maradona tendrá varias cuestiones que solucionar ahí abajo.

También en el mediocampo. Porque Gago entró dormido y ni él ni Mascherano pudieron parar en el primer tiempo los embates del conjunto, colombiano. No obstante nada se le puede criticar al capitán que terminó jugando con una fuerte contractura. Sí a Jonás Gutiérrez, porque estuvo desaparecido del partido, falto de fútbol y nunca desequilibró por la banda izquierda, donde siempre estuvo bien contenido por Perea y Zuñiga.

Entonces allí se generó la fractura que evidenció el conjunto argentino, al punto de que Messi, Tevez y Agüero estuvieron desconectados de todos. El astro del Barcelona no mostró ni una pizca de lo que exhibió en las últimas semanas: se lo vio fastidioso, le costó demasiado ganar en el mano a mano y sólo tuvo una chance de gol cuando estrelló un bombazo en el travesaño. Lo de Tevez fue más ganas que otra cosa, no encontró nunca su lugar y luego fue suplantado por Burdisso. Y Agüero se perdió entre los dos centrales y casi ni la tocó.

Diego Milito y Javier Zanetti ingresaron pero terminaron mimetizándose con el equipo. Se encendieron en el comienzo de la segunda mitad pero de a poco se fueron apagando, y así se complementaron a una actuación de la Selección Argentina que quedará rápidamente en el olvido, aunque de inmediato Maradona tendrá mucho trabajo que realizar. Al menos si es que pretende que el equipo no sufra tanto.

Informe: Nicolás Sagaian.