Estudiantes obtuvo un triunfo a reglamento. Casi sin esfuerzo, dosificando energías y con la sensación de tener todo controlado, el campeón de América inició la defensa de su título con una goleada 5-1 ante Juan Aurich, en la que Mauro Boselli brilló con luz propia: con tres tantos, el goleador fue la máxima figura de la noche. Los peruanos hicieron fuerza en la primera etapa, pero con el segundo gol y la expulsión de Guizasola se desinflaron por completo en la segunda mitad.

De entrada, Estudiantes salió dispuesto a mostrar sus pergaminos. Con el trabajo de Sosa por la derecha, más la dinámica habitual en la mitad de la cancha, el conjunto de Sabella se plantó en campo del Aurich. Y como si le hiciera falta, recibió una pequeña ayuda del árbitro Fagundes, que marcó penal en un roce entre Sosa y un defensor. Por eso, con la certera ejecución de Boselli, el conjunto platense consiguió encarrilar el partido antes de los diez minutos.

Tan cómodo parecía todo para el campeón que la relajación no tardó en llegar. Pensando en que el partido estaba resuelto y en la seguidilla de compromisos que se avecinan, los de Sabella, de manera inconsciente, empezaron a bajar el ritmo. Y los visitantes, en silencio, consiguieron primero salir del acoso, para de a poco empezar a animarse. Con el manejo de Ciciliano y las trepadas de Guizasola, Aurich logró emparejar el trámite. Incluso, provocó una sorpresa cuando el volante colombiano se escapó por la derecha y mandó un centro para que Tejada anticipara a todos y venciera a Orion con un toque que se le escurrió entre las piernas.

De manera inesperada, Estudiantes se encontró con el duelo empatado y con un rival agrandado. Sin embargo, el último minuto del primer tiempo resultó fatal para los peruanos. Primero, porque Ré aprovechó mil rebotes en el área para convertir con un cabezazo el segundo tanto. Y luego, porque Guizasola le cometió una violenta falta a Sosa, que le valió la expulsión. Allí se derrumbaron todas las ilusiones del Aurich.

Con la experiencia de la primera mitad, Estudiantes ya no pasó sobresaltos. Si bien siguió regulando, apenas con el peso específico de sus figuras le alcanzó para colocar la real diferencia entre ambos equipos. Boselli, con un giro notable y una posterior media vuelta, comenzó a definir el trámite. Un rato más tarde, el goleador aprovechó la generosidad de Enzo Pérez, que le regaló el tanto, para aumentar la cuenta. Y finalmente, el ingresado Leandro González puso cifras definitivas con un remate que se desvió en Araujo. Así consiguió una goleada casi sin proponérselo.