Viernes, 12 de octubre de 2012 | Hoy
DEPORTES › OPINION
Por Daniel Guiñazú
¿Quién es Alejandro Sabella? ¿El técnico hiperconservador que planta una línea de cinco defensores para jugarle a Brasil? ¿O el técnico lanzado y audaz que esta noche ante Uruguay en Mendoza pondrá juntos a Messi, Gonzalo Higuaín, Agüero y Di María? En verdad, las dos versiones caben perfectamente en la mente del entrenador del seleccionado argentino. Para Sabella, cada partido es una historia en sí mismo. Y si contra Brasil la consigna era no ser pasado por arriba por un equipo al que consideraba netamente superior, hoy frente a los uruguayos saldrá a atacar como si del resultado del partido dependiera la clasificación directa al Mundial de Brasil.
Fiel intérprete del pensamiento de Carlos Bilardo como ningún otro técnico de la Selección acaso desde que Bilardo dejó el cargo, tras el Mundial de Italia ’90, Sabella se autodefine como un “pragmático” del fútbol. Tiene una idea absolutamente cortoplacista del juego: lo único que le importa es el resultado de cada partido. Y arma el equipo en consecuencia. Sin interesarle si su planteo se sitúa en las antípodas de lo que pensó y mandó a hacer en los noventa minutos anteriores.
Alejado por completo de la escuela que sostiene que los buenos equipos se saben de memoria, Sabella retoca más la idea estratégica que los nombres que la ponen en marcha. No es de cambiar media formación de partido a partido. Salvo que lo demande una mala actuación o una racha desafortunada de lesiones, respeta las titularidades. Pero varía las funciones y las posiciones. Como a Bilardo, lo aterra perder. Y como Bilardo, ve conspiraciones a cada paso que da.
Sabella está convencido de que buena parte del periodismo porteño está esperando una derrota para caerle con todo. Y para facturarle su ligazón con Estudiantes y con el ahora director general de los Seleccionados Nacionales. Por eso se cura en salud y busca no ofrecer flancos vulnerables. Por eso, contra Brasil, armó dos equipos para no perder o en todo caso, hacerlo por la menor diferencia posible y sin pasar papelones. Y hoy, ante Uruguay, pondrá una selección voraz que, acaso, carezca del equilibrio que tanto pregona. ¿Qué equipo jugará el martes con Chile en Santiago? Lo determinará el resultado de esta noche. Para el pragmatismo de Sabella no hay otra manera de entender el fútbol.
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